Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


No son de fiar

02/12/2021

Los años te obligan a ser desconfiada. Y sucede, como todo en la vida, a una velocidad pasmosa. Esto lo aplico a los políticos que mandan en nuestra vasta piel de toro. Hace poco más de una semana, estuvo por aquí el ministro Iceta, rey del postureo, se hizo una foto con Cervantes a los pies del Arco de la Sangre, y acompañado por la alcaldesa, feliz como solo ella sabe cuando se rodea de un hombre de Sánchez, y de Page, tan campechano como siempre, firmó el convenio sobre Vega Baja. En realidad, ya estaba rubricado, pero faltaba este sainete para que la escenificación adquiriera el calificativo de «histórico» que tanto les gusta acuñar a los socialistas cada vez que hacen algo. Lo que sea.
Pocas aclaraciones ofrecieron a los ciudadanos respecto al acuerdo, más allá de frases grandilocuentes que nos llevan a mantener la esperanza, la prudencia. Y la desconfianza, repito. ¿Por qué me escama esta terna? Verán, de Page, porque nos ha mentido una y otra vez. La última y más sangrante, con el Hospitalito del Rey. Pero tampoco es una persona a la que dejarle las llaves de tu casa cuando, después de décadas de anuncios sobre el Hospital de Toledo, se abre sin accesos adecuados y sin saber qué destino se va a dar a los centros toledanos que acogieron servicios de la denostada sanidad pública castellano-manchega, caso del Virgen de la Salud, el Centro de Especialidades, el Provincial o el Valle. Ahora, lo del traslado definitivo de las Urgencias, genera una incertidumbre más agotadora que las listas de espera que padecemos los sufridos habitantes de esta tierra.
Pues no, la cosa no está para fiarse, cuando en Toledo, por ejemplo, la señora Tolón, a quien deseo que supere el covid, muestra su inquina hacia los árboles. Eso sí, celebra con muchas fotos el aniversario de Alfonso X el Sabio, pero no tenemos ni un salón de actos en condiciones que pueda acercar la cultura, bendito cineclub, a los miles de vecinos de Buenavista, Santa Teresa o Palomarejos, por no hablar de Poblado, La Legua, Valparaíso o Santa Bárbara. Mientras, tras seis años y medio de gobiernos socialistas en la ciudad y en la región, la mole que ideó Barreda, el Quixote Crea, sigue durmiendo el sueño de los justos, sin haber despertado ni siquiera el interés de Iker Jiménez para rodar entre sus aparatosos muros un episodio de Cuarto Milenio. Y eso que ahí hubo enterramientos que desaparecieron a una velocidad de vértigo.
Nada, que poco puedo esperar de unos gobernantes que más que solucionar problemas, los crean, se mantienen sumidos en una vergonzosa autosatisfacción y se preocupan de lucir en las fotos como si de estrellas de cine se tratasen, pese a que su actuación no merecería ni un premio en los 'antioscar'.
Y el tercero que me provoca recelo es Iceta. De este señor no me fío porque no hallo en su persona un solo mérito para ser ministro de Cultura de España. Sus desvaríos le han llevado a pensar que estaría muy bien deshacer el Museo del Prado para repartirlo no sé dónde, tal vez por Cataluña. Y, por si fuera poco, este hombre aniquila la música de Queen con sus bailes pachangueros. Y eso sí que no se lo perdono.