La cantiga del moro de Consuegra

José García Cano*
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Las Cantigas de Santa María cuentan como la Virgen libró a un musulmán que estaba cautivo en Consuegra del poder del demonio. Es una historia muy repetida en época medieval, en la que las conversiones de musulmanes al cristianismo eran habituales

Cantigas de Santa María 192, donde se narra la historia del moro de Consuegra.

Una de las obras cumbres de la época de Alfonso X el Sabio son sin duda las Cantigas de Santa María, redactadas en la segunda mitad del siglo XIII. Se trata de un conjunto de 417 canciones en honor a la Virgen María, las cuales narran diferentes milagros cuya tradición los atribuía a la propia Virgen. Hay que tener en cuenta que en aquel siglo XIII la devoción a María aumentó considerablemente y de ahí que existan multitud de testimonios, tradiciones y crónicas que nos lo confirman. Históricamente está clara la participación del rey sabio en la confección de las cantigas e incluso algunas de ellas compuestas directamente por Alfonso X. Además de las 417 cantigas, se redactó una introducción en homenaje al rey, más dos prólogos. Los expertos dividen las cantigas en dos grupos, por un lado, las narrativas (356) en las que encontramos historias y milagros de la Virgen y por otro las cantigas líricas, que no son sino elogios a María o referencias a algunas fiestas marianas o de Cristo. Uno de los detalles que hacen de esta obra una verdadera joya, es que las cantigas nos ofrecen las melodías y partituras de la época junto a cientos de miniaturas en color, con tantos matices y detalles que las convierten en una de las mejores obras de su época. La lengua en la que están escritas las cantigas es el galaicoportugués, el cual dominaba perfectamente Alfonso X.

Una buena parte de las cantigas narran historias y milagros que se transmitían por tradición oral de padres y madres a hijos e hijas y que se ubicaban en diferentes lugares y santuarios, como Santa María de Vila Sirga (Palencia), el Puerto de Santa María (Cádiz), Montserrat (Cataluña) y algunos enclaves europeos, aunque curiosamente hay un milagro que narra la cantiga 192 titulada 'El moro de Consuegra' que se ubica en esta ciudad toledana; en ella se cuenta como «Santa María libró a un moro que estaba cautivo en Consuegra» del poder del demonio. Se trata de una historia muy repetida en época medieval, en la que las conversiones de musulmanes al cristianismo eran habituales en las historias y leyendas locales aportando un claro mensaje moralizante a todos los que la escucharan. En la cantiga del moro de Consuegra se dice que «muchas veces tiene el demonio engañados a los hombres porque les hace creer muchas sandeces; y tales pecados deshace la Virgen con su gran saber».

La historia cuenta que en Consuegra había un hombre muy cristiano y devoto de Santa María que hablaba con un esclavo moro procedente de Almería, el cual afirmaba que la Virgen no tenía ningún poder. El moro al ser cautivo del consaburense, estaba detenido a buen recaudo en una cueva o bodega donde le tenía encerrado. Cuando en la cueva yacía el moro se le apareció el mismísimo demonio y entró corriendo en él, a lo que el moro se defendió temblando mucho y mordiéndole un dedo y gimiendo mucho consiguió que se fuera. La visita del maligno se repitió dos noches en la cueva y a la tercera, la Virgen María se le apareció al moro, enseñándole el camino correcto para evitar que ardiera en el infierno, diciéndole: «Pagano, si quieres salvarte del demonio por completo, tienes que separarte del falso, vano, muy loco y villano Mahoma, que no puede valerte y hacerte cristiano y hermano nuestro, con arrogancia y sin temor».

Dice el texto que como una luminaria –lummeyra- se presentó ante el esclavo moro, el cual poco después el moro sintió la llamada del bautismo y le comunica a la Virgen que quería recibir el agua bendita para poder ser un feliz cristiano. Al día siguiente al amanecer, el consaburense y dueño del esclavo musulmán le sacó de la cueva, el cual le contó con pelos y señales que había visto a la Virgen María, diciéndole que «por ende, la ley cristiana, cumplida y cierta, y no la vana, quiero defender». Muy contento el vecino de Consuegra le mandó bautizar, honrándole cumplidamente. Termina la cantiga diciendo que posteriormente el moro fue un hombre de buena vida y sirvió a la Virgen durante el resto de sus días. Cada cantiga cuenta con un folio iluminado que se sitúa en un espacio rectangular enmarcado por una orla con la típica heráldica castellano-leonesa y que se divide en seis viñetas, dándole un mayor valor gráfico y documental a este documento.

Es importante señalar que uno de los códices originales que se conservan de las cantigas hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid, fue propiedad de la Catedral de Toledo hasta el año 1869, momento en el que se trasladó a Madrid. Otro de estos impresionantes códices se conserva en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, al cual se le denomina el Códice Rico, debido a lo exquisito y rico de su manufactura. Es todo un honor poder situar en esta maravillosa obra alfonsí, considerada una reliquia inigualable de nuestro patrimonio documental, a una de las localidades toledanas con más historia y patrimonio como es la ciudad de Consuegra. Recordemos una de las partes de esta cantiga del moro de Consuegra:

En Consuegra había / un hombre bueno / que amaba a Santa María / más que a nada / y se metía en muchas / disputas por ella / cada día, / según oí decir, / con un moro de Almería / que decía que / de nada valía / su gran poder. /

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.