Cuando la salud es un problema para el alquiler

J. Monroy
-

María, inquilina de Río Yedra, enferma de cáncer y sin empleo, pide ayuda a las instituciones para poder seguir pagando su alquiler y no entrar en el registro de morosos

Cuando la salud es un problema para el alquiler

María vive sola y hasta ahora, apunta en su escrito, ha podido pagar su alquile sin falta. Esta vecina de las 148 Viviendas Sociales de la calle Río Yedra número 8, de baja por cáncer y sin empleo, ha remitido una llamada de auxilio a Gicamán, Fomento, Presidencia de al Junta y Servicios Sociales municipales, entre otras entidades, ante su imposibilidad de seguir abordando este pago.

«Dada la extraordinaria situación de alarma por el Covid y puesto que soy paciente de riesgo me dirijo a todos ustedes con el fin de obtener al menos alguna respuesta y ayuda», comienza su escrito. Su problema comenzó el pasado 8 de febrero, cuando la diagnosticaron cáncer de mama. Entonces estaba trabajando a media jornada en el centro de la junta CADIG Toledo, con un contrato hasta abril. Ella entiende que la hubieran renovado, si no hubiera aparecido la enfermedad que me hizo causar baja.

Dado que cuando comenzó su baja estaba a media jornada, su sueldo es mínimo. Y se ha ido reduciendo poco a poco. Comenzó cobrando en torno a la Seguridad Social, pero la Seguridad Social, denuncia, se lo ha recortado hasta los 341, según la documentación que muestra. No es capaz de obtener una respuesta sobre esta bajada de esta cantidad. Y son sus únicos ingresos.

María vive sola. Y tiene que pagar un alquiler a Gicaman de 254 euros por su vivienda en Río Yedra, 8, además de la comunidad. Un dinero, apunta, que ha pagado siempre. Ahora su intención es seguir haciéndolo, pero ve que sus ingresos no dan para más. Su agobio es ahora comenzar a deber dinero. Le dicen «si no pasa nada, no te van a echar», pero ese no es el problema. María quiere alguna fórmula para seguir pagando y no entrar en el registro de morosos. Porque su baja todavía va para rato.

Problemas de convivencia. Por otro lado, María informa a las administraciones de la situación en la que viven los inquilinos de Río Yedra, 8.  «Se están produciendo unas situaciones graves, de convivencia vecinal, de insalubridad, suciedad y situaciones peligrosas (drogas, violencia, suciedad extrema y falta de atención y abandono de la situación en la urbanización, extintores inhabilitados, vacíos o sin manguera, grifos del garaje robados y un largo etc.)», explica.

No llega a entender María que tenga que hacer un esfuerzo para pagar la comunidad, cuando el propietario, Gicamán, no mantiene el edificio en las condiciones mínimas, «puede hace mucho más de lo que ha decidido hacer». Se de la circunstancia, por ejemplo, de que la limpiadora de las escaleras tiene que pedir agua a los vecinos para hacer sus trabajos. Desde hace más de un mes, Tagus cortó el agua de los garajes.

María también ha reclamado algunos desperfectos como un cristal roto en su habitación que se ha cambiado porque tenía un tiro. Después de que le arreglaran los escapes de agua de la vivienda, estos han vuelto. Vistos estos problemas y las cuestiones sin atender, se pregunta la vecina para qué paga una comunidad y un alquiler «cuando los responsables de las viviendas no tienen completamente abandonados».