Los comerciantes valoran el resultado de la calle Comercio

M.G
-

Algunos propietarios ven favorable la intervención y el momento elegido para llevarla a cabo. Otros, en cambio, lamentan las molestias y la pérdida de ventas

Arranca la nueva pavimentación de Cuatro Calles a Solarejo

Las obras de la calle Comercio están a punto de finalizar y los comerciantes lo agradecen. No han sido buenos meses para la actividad, aunque ahora esperan que el sector turístico vaya avanzando y el Casco pueda apretar el acelerador para ir compensando las pérdidas que se han ido acumulando. En líneas generales, el resultado de la rehabilitación del pavimento, con adoquines y canto rodado, gusta y ofrece una importante mejora estética en una de las zonas más transitadas, pero a muchos se les ha hecho demasiado largo ocho meses de intervención, de molestias y de ruidos.

No hay una opinión unánime al respecto. Algunos comerciantes tienen claro que la obra era necesaria e incluso se ha llevado a cabo en el mejor momento porque el Casco no recibía gente por la pandemia. «Se tenía que haber hecho antes», explica Bienvenido, el relojero, bastante satisfecho con la intervención.   Entiende que la obra ha sido molesta y que no se ha podido llevar a cabo con más agilidad porque el adoquinado se realiza manualmente y aprovecha para destacar la experiencia y profesionalidad de los operarios. Si bien, espera que una obra tan costosa, de 1,2 millones de euros, sea duradera y se garantice un mantenimiento adecuado para evitar parches.

En este caso, los comerciantes se levantaron ayer con cierta preocupación al comprobar que se estaba abriendo un hueco en el adoquinado recién instalado a la altura del despacho de lotería ‘La Caprichosa’, algo que no comprenden si la obra había concluido ahí hace días.

También Nicolás, de una tienda de artesanía de las Cuatro Calles, piensa que la obra ha mejorado bastante el aspecto de la calle, pero   se han pasado momentos muy complicados «porque no pasaba gente» por la puerta y la desviaban por otras calles.

La mayoría de los comerciantes recelaba hace meses del inicio de las obras porque llevaban ya acumulados muchos meses sin apenas actividad debido a las restricciones sanitarias de la pandemia, temían  que no hubiese campaña navideña aunque no fue así, y no han cambiado mucho de opinión porque algunos se han visto obligados a cerrar uno o dos meses más mientras los operarios trabajaban en esa zona porque resultaba muy complicado mantener el negocio abierto.

«No estoy nada contenta y otros comerciantes tampoco». Laura, dependienta de la platería ‘Alcaná’, en Hombre de Palo, cree que el Ayuntamiento no ha cumplido «con lo prometido» porque el periodo de ejecución estaba previsto en seis meses y se ha alargado dos más, y, sobre todo, lamenta que no se haya dado una solución «al cableado aéreo» por estética y para evitar el problema que sufren con las palomas a diario.

«Me sorprende que al final no se haya hecho nada por solucionarlo», explica recién incorporada de un ERTE porque el negocio tuvo que permanecer cerrado dos meses durante las obras en las inmediaciones porque «no se garantizó el acceso, ya que no hay acerado, y el polvo impedía abrir y mostrar los productos de plata en condiciones». Tampoco se explica, aunque no le compete directamente, que no se haya indemnizado a los negocios que han tenido el cierre echado durante parte de la intervención «porque se han producido muchas pérdidas».

Una opinión similar tiene Helio, propietario de otra tienda de artesanía en la calle Comercio, porque no comprende la falta de empatía del Ayuntamiento con los comerciantes. «Hemos tenido reuniones, pero únicamente informativas y para comunicarnos qué iban a hacer y cuándo». Si bien, echa en falta que la administración se preocupe por la situación económica de los afectados, abocados a cerrar varias semanas durante las obras «porque el ruido era ensordecedor y no pasaba nadie», a pesar de continuar pagando seguros, alquileres y autónomos.

especialización. Las obras generan molestias, «es algo inevitable», comenta Luis Aguado, propietario de ‘La Frágola’ y vicepresidente de la asociación ‘Distrito 1’.  Cree que las obras se han ejecutado en buenas fechas «porque no ha habido gente en el Casco durante meses», pero opina que el debate debe ir más allá del resultado estético y de la delicada situación de los comerciantes de la calle Comercio y del Casco en general, porque considera que Toledo «no está buscando un comercio especializado y de calidad» que ayude a consolidar una seña de identidad en la ciudad.

«Nos cansamos de estudios, de planes y de titulares», confiesa sin más. Explica que el Casco necesita inversión, alquileres asequibles para que se monten nuevos negocios y considera que no basta con rebajas en el IBI, suspensión de la tasa de licencia de apertura ni con subvenciones puntuales.

Si bien, también tiene claro que el esfuerzo no debe ser únicamente de las administraciones, también del sector porque exige estudiar a fondo «qué modelo comercial queremos para el Casco», lo que obligaría a que muchos negocios «se reinventen o reformulen» para especializarse y encajar sin aristas en la vida comercial que mantiene el turismo y «la gente local», un pilar importante que suele pasar más desapercibido.