Desescalada asimétrica

Redacción
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Toledo se estrena en fase 1 con mayor apertura de pequeños comercios que de terrazas y con diferencias por barrios. Santa Teresa despertaba casi con 'antigua normalidad' y en el Casco se percibió menos actividad por la fuerte vinculación al turismo

Desescalada asimétrica

Toledo se estrenaba ayer en la fase 1 de la desescalada en la pandemia del coronavirus. Una semana después de lo previsto, toda vez que de manera generalizada se esperaba pasar de fase el pasado 11 de mayo, lo hacía con ganas y también de manera asimétrica. Por barrios y dependiendo de los sectores. Desde media mañana Santa Teresa lucía un sol espléndido y con la mayoría de sus tiendas abiertas. El barrio tradicionalmente comercial de la ciudad despertaba casi con ‘antigua normalidad’. Con tránsito de ciudadanos por sus calles, con buena parte de las plazas de aparcamiento ocupadas y los cierres de los comercios levantados. Así lo refrendaba el presidente de la Asociación de Comerciantes de Santa Teresa, Carlos Molina, quien insistía en que el ánimo entre sus asociados es unánime: «Tenemos ganas de recibir a nuestros clientes», comentaba a media mañana.

«La mayoría de los comercios ha  abierto. Estábamos preparados desde la semana anterior, porque preveíamos para entonces el paso a la fase 1, para abrir nuestras tiendas sin cita previa, y esta semana nos ha servido para seguir organizándonos y estar listos», apunta.

Las tiendas se han preparado para cumplir con las medidas de higiene indicadas por Sanidad, con el uso de geles hidroalcohólicos y mascarillas, además de esmerarse en que sus clientes cumplan las distancias dentro de la tienda y extremar las medidas de limpieza y desinfección. «Hemos puesto en los escaparates un sello de garantía de que se trata de un comercio seguro que cumple con las medidas», indica Molina.

Desescalada asimétricaDesescalada asimétrica«Por el barrio estamos viendo muchísimo movimiento», recalca, indicando que espera que esta etapa de convivencia con el virus se desarrolle con la responsabilidad individual de todos para evitar rebrotes que podrían ser «letales» para las pequeñas empresas y los autónomos.

«Los comercios estamos más unidos que nunca», subraya, invitando a los clientes a volver a sus tiendas de proximidad. «Nosotros hemos estamos siempre aquí y necesitamos a los toledanos más que nunca», asevera.

Molina pide a las administraciones mayor flexibilidad y garantías respecto a los ERTE, por ejemplo, además de reclamar que «se vuelquen» con los pequeños empresarios, principales generadores de la economía.

La hostelería. Una vuelta con fuerza del comercio que no ha sido tan potente en el caso de la hostelería del barrio, comenta. «Sabemos que varas terrazas del barrio han abierto, pero otros no lo han hecho porque están a la expectativa de sus clientes. Sabemos que algunos van a esperar a mediados de semana y otros a más adelante», cuenta.

En la mítica plaza de Cuba se empezaban a servir los primeros desayunos y aperitivos, mientras que en la avenida de América, donde están los bares con terrazas más grandes, se esmeraban en las labores de limpieza de sillas y mesas para abrir a media mañana con bastante público.

En tres de los locales de la plaza, con terrazas muy pequeñas, se guardaban las distancias con un cliente por mesa y guardando los repetidos dos metros de seguridad.

«Pedimos flexibilidad con las terrazas para que puedan ampliar su superficie y abrir. Si no va a ser muy difícil», recalca Molina.

Uno de los hándicap que tienen los negocios de hostelería es que tienen que abrir pero solo con el 50 por ciento del aforo de sus terrazas y sin albergar a clientes en el interior, es decir, con una posibilidad de volumen de negocio mucho menor. Pero para abrir en muchos casos necesitan a buena parte de sus empleados. «Es complicado acompasarlo», recalca.

Desde la Asociación de Hostelería y Turismo de Toledo no tienen datos del número total de establecimientos que abrieron ayer sus puertas toda vez que al cumplir con la normativa no es necesario que informen para abrir.

Indican que los más reticentes a abrir eran los hosteleros del Casco histórico, al tratarse en buena parte de una actividad fuertemente vinculada al turismo. «Posiblemente abrirán allí menos que en otros barrios», comentaban.

El sábado el Ayuntamiento de Toledo informaba de que había autorizado la ampliación de 17 terrazas hosteleras de las 22 solicitudes que había recibido hasta el momento, mientras que las otras cinco están siendo estudiadas para su posible aprobación. En la ciudad hay un total de 220 terrazas de hostelería de manera habitual, lo que indicaría que solo el 10 por ciento ha dado un paso adelante por el momento.

Quienes sí han optado por abrir son dos establecimientos míticos de la ciudad. Uno es el Kiosko Catalino, en el paseo de la Vega, que ayer servía chocolate con churros con bastante público en su terraza. También lo hacía El Trébol, en la calle Santa Fe, cuya propietaria reconoce que en estos días previos a la apertura han recibido ánimos de sus clientes y también solicitudes para que les dispensen sus míticas ‘bombas’ de patata y carne picada a domicilio.

 Ayer abrieron con el 50 por ciento del aforo de su terraza y con todas las medidas de higiene, además de apostando por utilizar manteles, salsas y otros productos de un solo uno. Así lo indica Natalia del Álamo, quien explica que ya han rescatado a siete empleados del ERTE y que espera que en 15 días, si la ciudad pasa a fase 2, esta cifra se amplíe, toda vez que esto permitirá recibir a clientes en el interior hasta un 30 por ciento de aforo. Desde hoy, también sirven a domicilio. «Hemos tenido que adaptarnos», comenta.

En el Polígono, el paseo Federico García Lorca también recobró la actividad, con terrazas con público y clientes ansiando la normalidad. También en las tiendas.

En Azucaica, los dos bares con  terraza no abrieron ayer sus puertas por el momento. La incertidumbre sigue presente.