«La Covid ensancha una desigualdad infantil que ya existía»

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El coordinador de programas de 'Save the Children' en Illescas alerta de que «casi un 40% de las familias que atendemos han variado sus condiciones laborales, a través de un ERTE o quedándose directamente sin empleo»

Ismael El Mimeh, coordinador de programas de ‘Save the Children’ en Illescas.

¿Qué efectos indirectos está provocando la pandemia entre los niños?

Entre marzo y junio hemos desarrollado el programa ‘A tu lado’ para trabajar la atención educativa y la atención psicoemocional. En un informe posterior sobre este proyecto hemos observado el impacto social de aquellos meses: hay ansiedad, estrés y frustración. Y mucho de esto viene ocasionado por la situación socioeconómica de las familias. Casi un 40% de las familias que atendemos han variado sus condiciones laborales, a través de un ERTE o quedándose directamente sin empleo. Esto ha generado ansiedad, tensión y estrés en el ámbito familiar que al final se ha transmitido a los niños con los que intervenimos.

¿Cómo llevaron los menores más vulnerables el seguimiento de la enseñanza lejos de las aulas?

El impacto educativo viene marcado por un perfil económico de muy escasos o nulos recursos. Desde Save The Children hemos tenido que dotar de dispositivos electrónicos y conexiones de datos a los alumnos para reforzar todos los contenidos educativos. Aunque desde las escuelas y los institutos sí mandaban herramientas, aquí tenemos la brecha digital. Y a esta brecha digital se suman la falta de recursos económicos, la falta de acceso a los equipos informáticos y la falta de conexiones a internet. Continuamos trabajando con el alumnado vulnerable. Ahora, según los criterios sanitarios, hemos modificado las actividades presenciales y las hacemos online. Seguimos dando el servicio.

Su organización se ha imbricado en la vida social de Illescas. ¿Hasta dónde alcanza su impacto en la ciudad?

Atendemos el Centro de Atención a la Familia. También lo hacemos con la ludoteca, que se encuentra dentro de un programa de lucha contra la pobreza infantil. Cuando una persona se apunta a la ludoteca, normalmente viene desde los servicios sociales. En el caso del Centro de Atención a la Familia incluimos a jóvenes y adolescentes. Trabajamos con grupos cerrados. En la Ludoteca, entre los tres y los 12 años, tenemos aproximadamente a 450 usuarios. También trabajamos con un grupo de 40 adolescentes, más un proyecto de inserción sociolaboral a partir de los 16 años del que se forman parte unos 35 jóvenes. El volumen de personas con las que trabajamos no ha aumentado con el Covid. Lo que sí han aumentado son los factores de vulnerabilidad de esta gente: esta situación los ha agrandado.

En Illescas estamos establecidos desde 1998. Empezamos con una oferta de ocio y tiempo libre en los campamentos urbanos. Posteriormente, desde 2002, surgió la iniciativa de fundar una ludoteca, un espacio donde se garantice el derecho al ocio seguro. A partir de 2006, asumimos la gestión del Centro de Atención a la Familia, donde trabajamos con adolescentes y un perfil de refuerzo educativo, de atención psicosocial y atención psicoterapeútica.

¿Existen problemáticas juveniles específicas en el área de Illescas y La Sagra?

En Illescas hay muchísimos jóvenes. Nosotros trabajamos principalmente con jóvenes de esta localidad, aunque atendemos también a vecinos de Yeles o Yuncos. Es verdad que el volumen de población juvenil es alto. Hay unos 300 jóvenes que ni estudian ni trabajan. Es una población que tenemos que tocar y trabajar con ellos. Pero yo creo que los factores de exclusión social y vulnerabilidad que pueda tener un joven de Illescas son similares a los que puede tener un joven del sur de Madrid. No tenemos constancia de que tengan una dificultad mayor.

¿Cuál es el punto de partida de Save The Children, su razón de ser?

Somos una entidad que tiene entre sus objetivos sensibilizar, promocionar y velar para que se cumplan los derechos de la infancia. Nos dedicamos a denunciar cualquier situación que vulnere ese tipo de derechos que tienen los niños.

¿Y qué denuncia Save The Children hoy? ¿Cuál es su gran temor en este momento?

Hemos elaborado un informe reciente en el que se confirma cómo la aparición del Covid aumenta la desigualdad. La población más vulnerable, aquella que está en riesgo y es con la que trabajamos, se encuentra ya de por sí en situación de desigualdad. Y el Covid ha aumentado y agrandado esa desigualdad. Si de repente, como pasó, se paran las clases y las actividades extraescolares, nuestra población no dispone de equipos para poder continuar.

Muchas familias se emplean en la economía sumergida. Hemos tenido familias en la que trabajaban todos los miembros y en las que de la noche a la mañana no trabajaba nadie. Con este tipo de población que trae una mochila de vulnerabilidad el Covid ha aumentado esa situación de desigualdad. Lo que denunciamos es que no debemos dejar a la infancia más vulnerable y hemos de mirar por ella.

¿Cómo valoran la vuelta al cole?

Nuestro posicionamiento siempre ha sido favorable a que en cuanto la situación sanitaria lo permitiera se volviera al trabajo presencial. Los campamentos de verano que hemos organizado han sido presenciales en casi todo el territorio nacional. Queremos volver a las aulas: con un chico o una chica que va al colegio garantizamos su derecho a la educación. La brecha digital hace que no todos dispongan de esos recursos para continuar las clases de manera eficaz. Por eso creemos que es esencial todo lo presencial en el ámbito educativo. Al final la escuela, además de educativa, es también un espacio de socialización.

¿Les ha dejado huella el confinamiento estricto de la pasada primavera?

Desde marzo hasta junio hemos intervenido en el refuerzo educativo, con tutorías individualizadas a través del teléfono o mediante plataformas telemáticas como Microsoft Teams. Hemos visto miedo y ansiedad. Nuestro servicio de atención psicológica ha detectado que hay miedo entre los jóvenes, miedo por la información que se escucha, por la suma de lo que viene de fuera y lo que tienen en casa. Ahí tenemos el reflejo de ese confinamiento: todos hemos intentado pasarlo lo mejor posible, pero las consecuencias las estamos viendo ahora.

¿Las desventajas añadidas contra las más vulnerables pueden extenderse en el tiempo?

Va a depender de lo que se prolongue esta situación. Si se alarga las desventajas se quedarán y se profundizará más en el componente psicoemocional. La recuperación, por tanto, costará más. Pero si ponemos medios se puede salir mejor. Estamos poniendo todos lo que tenemos a nuestro alcance; estamos haciendo incidencia política para que la situación de tantos niños y niñas vaya mejorando y con ella sus condiciones de vida.

¿Qué cifras genera esta presencia en apoyo de los menores con más dificultades?

Entre abril y septiembre hemos concedido ayudas económicas directas de 100 euros al mes por niño en nuestros programas de Illescas. Se han repartido un total de 295.000 euros a 497 niños. El factor económico es fundamental para las familias.

También hemos repartido 200 palés de comida, lo que equivale a 3.000 lotes de comida. Tenemos una colaboración continua con los servicios sociales. También colaboramos estrechamente con el Ayuntamiento de Illescas, con quienes estamos en la misma sintonía.