Piensos contra la ganadería

Vidal Maté
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Con la excepción del porcino, el resto de las cabañas intensivas mantienen precios que no cubren el incremento de los costes de alimentación registrado en los últimos tiempos

Las previsiones de cosecha de trigo en la Unión Europea aumentan este año.

Los precios de los cereales han constituido en los últimos tiempos los principales protagonistas en los sectores ganaderos debido a su continuo incremento hasta unos niveles que no esperaban los estos profesionales. Y tampoco una gran parte de los agricultores que comercializaron sus producciones en los meses precedentes dejando de lado las reglas de oro del propio sector, desde donde se recomienda la diversificación de las ventas en diferentes periodos.

En este contexto, los precios han seguido su escalada hasta niveles medios que sitúan la cebada entre los 0,18 y más de 0,19 euros el kilo, el trigo blando entre los 0,20 y 0,21 euros y el maíz a más de 0,23 euros por kilo, con diferencias según zonas de producción y consumo. Esto se ha traducido en otra escalada de los precios de los piensos frente a la congelación e incluso bajada de los productos ganaderos, con la excepción del porcino debido a la fuerte demanda exterior. 

Desde el vacuno de leche, Román Santalla, ganadero y responsable del sector en UPA, considera que el incremento de los precios de los piensos se ha situado en una media del 10%, lo que supone un incremento en los costes por litro de entre dos y tres céntimos con los precios de la leche congelados por debajo de los 0,34 euros, mientras las industrias sí han podido elevar los precios a la distribución al desaparecer prácticamente los precios de oferta que tiempo atrás dominaban los lineales. Incluso con la pandemia, durante la cual se ha potenciado la guerra de precios de oferta en otros productos agrarios como aceite, pollo o huevos, el sector de la leche no ha sido objeto de esa política. A este incremento se suman otros costes de producción, como la energía, que suponen una amenaza para la viabilidad de las explotaciones, además del abandono de las personas de edad y la no incorporación de los jóvenes por muchas ayudas que se anuncien.

Una situación similar se ha repetido en la avicultura, tanto de carne como de puesta, en la que los cereales, especialmente el maíz, son un factor muy importante. Desde la organización Aseprhu, el incremento de los precios de los piensos se estima que es del 15%, porcentaje que no se puede repercutir en los huevos porque la gran distribución los considera como un producto reclamo para los hogares.

En el porcino, la subida de los piensos, especialmente por la soja, se estima en un 12%, lo que supone un incremento de los costes de producción del 8%. Frente a lo que sucede en otras producciones ganaderas, los precios sí han experimentado subidas consecuencia de la fuerte demanda de los mercados exteriores.

Según el Índice FAO sobre el comportamiento de los precios de los productos alimentarios del pasado mes de marzo, las cotizaciones de los cereales experimentaron un descenso del 1,8%, entre otras razones, por un aumento de las exportaciones puntuales de India. Sin embargo, los precios de los cereales en este momento se sitúan un 25% por encima de los existentes hace un año.

Las razones de este comportamiento alcista de los precios de las materias primas para la alimentación animal, pero también para la humana, no se hallan en una baja cosecha en la campaña anterior o en la existencia de unas previsiones a la baja de las producciones para la campaña actual. Las perspectivas de cosecha en este momento en el mundo mantienen unas expectativas positivas con una perspectiva de 2.765 millones de toneladas, lo que supone un incremento del 2% sobre el año pasado y que las producciones de cereales sigan creciendo discretamente por tercer año consecutivo. En relación con la próxima cosecha -datos de FAO- la producción de invierno de trigo arroja un volumen previsto de 785 millones de toneladas. En la Unión Europea las previsiones de trigo apuntan a un volumen de 137 millones de toneladas, lo que supone un importante incremento sobre la cosecha anterior y de la media de los últimos años debido al aumento de la superficie y las buenas perspectivas de las siembras. Una situación similar se repite en Reino Unido, en Ucrania, en Estados Unidos, en China y en otros países asiáticos. En la parte contraria se halla la Federación Rusa donde se espera un ajuste por las bajas temperaturas.

En el caso de las producciones de maíz, las perspectivas apuntan a una cantidad superior a la media en los países del hemisferio sur como Argentina o Brasil, donde ya se ha iniciado la recolección, así como en los países sudafricanos. La nota negativa son las menores expectativas de siembra en Estados Unidos, el mayor productor de maíz, donde el incremento de las superficies es solamente del 1%.

En el caso de España, las superficies de cultivo en el conjunto de los cereales contemplan unas cifras similares a las de la campaña anterior con 1,7 millones de hectáreas de trigo blando, 250.000 hectáreas de trigo duro, 2,7 millones de hectáreas de cebada, 580.000 hectáreas de avena, 345.000 hectáreas de maíz y cifras parecidas al año pasado en otros cereales como el centeno o el triticale. Las previsiones de cosechas son todavía un interrogante a la espera del comportamiento de la climatología en estos meses para la evolución de los cultivos, aunque parece difícil llegar a la cifra récord de la campaña anterior con más de 23 millones de toneladas.

Frente a las cifras sobre las previsiones de la oferta, los mercados de los cereales están marcados fundamentalmente por el comportamiento de la demanda. Los datos de FAO apuntan a un incremento de la misma en un 2,4%, lo que supone un volumen de 2.777 millones de toneladas con incremento en el consumo, además de los trigos, de cebada y de otros cereales secundarios. En este comportamiento alcista de los mercados ha jugado un papel clave la mayor demanda de China, tanto en cebada como en trigo, para la alimentación animal en su proceso de recuperación de la cabaña de porcino con la reconstrucción de más de 100.000 explotaciones ganaderas que cerraron por la peste porcina. Antonio Catón, desde Cooperativas Agroalimentarias, destaca la presión compradora de China en los países del Este, lo que provoca una menor oferta hacia los países europeos y mayores tensiones.

Los efectos de esta mayor demanda se están dejando sentir sobre el volumen de existencias de cereales en el mundo, que según los datos de FAO se han reducido un 7% hasta solo los 808 millones de toneladas. Con este ajuste, la relación entre existencias y utilización de cereales a escala mundial pasa de suponer el 29,67% a un 28,4%, la relación más baja de los últimos siete años y que juega un papel clave para la subida de los precios y el desarrollo de tensiones en los mercados.