Cipriano y su llamada urgente a la solidaridad

M.G
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El almacén de la ONG 'Socorro de los pobres' está prácticamente vacío y 'el amigo de los pobres' nunca se había encontrado con tal escasez y falta de «solidaridad». Pide ayuda para continuar con su labor de reparto de alimentos

Cipriano y su llamada urgente a la solidaridad - Foto: Yolanda Lancha

El almacén de la Bajada del Puente de San Martín está prácticamente vacío, algo insólito para Cipriano González, conocido como ‘el amigo de los pobres’. «No me ha pasado esto en setenta años que llevo dando de comer a los que más lo necesitan». Se la menta de la situación y de la falta de solidaridad que lleva tiempo detectando a pesar del esfuerzo de reconocidas empresas que siguen manteniendo su apoyo incondicional. «Sé que hay gente maravillosa, pero no sé si se han olvidado un poco de Cipriano o qué ocurre», explica sin querer molestar a nadie, pero con mucha angustia porque continúa atendiendo a muchas familias que pasan por la sede de la ONG a diario a pedir algo de comida.

Los voluntarios también están igual de agobiados. «No tenemos pañales, ni cereales para los bebés», comenta una de ellas con cierta incredulidad. La necesidad va en aumento en Toledo y tanto Cipriano comos las personas que integran la organización temen quedarse si nada que ofrecer en pocas semanas.

«Nosotros hemos llegado a repartir hasta 6.000 kilos de comida en un solo día y ahora apenas tenemos para unos cuántos». Cipriano recuerda cuando el almacén de su pequeña sede rebosaba de bolsas de comida listas para repartir en cualquier momento y echa en falta más apoyo «de los que más tienen».

Cipriano y su llamada urgente a la solidaridad Cipriano y su llamada urgente a la solidaridad - Foto: Yolanda LanchaLa situación resulta insostenible y teme no poder seguir adelante con esta labor tan arraigada desde hace tantos años. «Antes, la gente me llamaba a cualquier hora para traer comida y ahora son veces contadas». Cipriano llama la atención porque cada vez hay más familias con dificultades económicas que necesitan esa «solidaridad» para comer.

«Sé que la gente está nerviosa en general y pido tranquilidad», explica Cipriano, convencido de la necesidad de que vuelvan a implicarse más empresas y familias adineradas. El ‘amigo de los pobres’ intenta ponerse en contacto con alguna institución, como la Universidad de Castilla-La Mancha, pero no tiene resultado. No se plantea acudir directamente al Ayuntamiento ni a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha «porque ellos ya saben cuál es la situación y no vienen por aquí».

La pandemia. La organización no para desde hace meses. Antes de la pandemia organizaba un día de reparto al mes y esa tarde recibía a miles de familias, pero ahora la labor es diaria y quizá exige destinar más cantidad de alimentos. «Con este tiempo tan raro hay que dejar la codicia a un lado. El ser humano nace con esta enfermedad y estamos viendo cosas que no se pueden consentir, sobre todo, en gente que tiene tanto dinero», protesta Cipriano, angustiado por la situación y esperanzado al mismo tiempo porque de vez en cuando para un vehículo con un maletero lleno de leche, tomate, pasta y productos básicos para llevar al almacén.

Pero ni él ni los voluntarios terminan de estar tranquilos porque temen quedarse sin reservas en unos días. De momento, la ONG dispone de un nuevo cargamento gracias a la solidaridad de una asociación de mujeres de Menasalbas. Pero se necesita más y Cipriano espera que esta llamada de auxilio se convierta en un reclamo. El ‘amigo de los pobres’ es agradecido y siempre que puede nombra empresas y a personas que colaboran con asiduidad desde hace años, como Delaviuda, Finca el Castañar, y Tello, entre otras, pero le encantaría no poder contarlas de carrerilla por ser demasiadas.

Cipriano sigue dejando claro que no quiere dinero, solo alimentos. En principio, no se plantea poner en marcha alguna iniciativa para obtener más productos porque entiende que este año «es muy atípico con el coronavirus» y quizá resulta más complicado conseguir llenar el almacén de su pequeña sede, pero está convencido de que con un poco más de solidaridad las bolsas se multiplicarían con facilidad para cubrir las necesidades.