En Talavera no cuajó, y no fue por la baja altitud

Leticia G. Colao
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La presentadora del tiempo de Noticias CMM, Irene del Río, explica que la nieve no llegó a cuajar porque la confrontación de las masas de aire cálido y polar se situó en el límite de la ciudad y cuando lo hizo, la lluvia lo impidió.

En Talavera no cuajó, y no fue por la baja altitud

Es difícil que nieve en Talavera. Lo hace muy de vez en cuando, con  más de una década de diferencia y  en pequeñas dosis que siempre dejan ganas de más. El pasado fin de semana ni siquiera la borrasca Filomena, que ha dejado nevadas históricas en ciudades cercanas como Toledo o Madrid, e incluso en algunos municipios de la comarca,  consiguió que viéramos nuevamente la ciudad con el manto blanco del que se disfrutó el 29 de enero de 2006.

La nieve se dejó ver tres días, con distintas intensidades, pero sin llegar a cuajar. Entre las razones, la más normal es pensar en la baja altitud que tiene la ciudad, un total de 367 metros que quedan lejos de los 516 metros de Toledo o los 657 de Madrid. Sin embargo, aunque ayudó, no es la única culpable.

Según explica a este diario la periodista talaverana y presentadora de la información del  tiempo de Noticias CMM, Irene del Río, «más que un tema de altitud ha sido que estábamos en el límite de la confrontación de las masas de aire cálido y aire polar, que son los dos ingredientes para que se den estas nevadas tan intensas». Así, a escasos tres kilómetros de la ciudad por la carretera de Los Navalmorales había grandes mantos de nieve, pero dirección Talavera, aunque con copos, nunca llegó a cuajar.

Del Río explica que la cota de nieve estaba baja, entre 400 y 500 metros, y que incluso se desplomó algo más y llegó a Talavera durante los tres días que nevó, pero a esto se sumaron tres condicionantes que finalmente lo hicieron imposible. No solo la baja altitud, sino encontrarse justo en la línea del choque de masas. Las lluvias que cayeron estos días dificultaron además que los copos llegasen a solidificar.

Como ejemplo, para demostrar que la altitud en este caso no tuvo mucho que ver, explica que la nieve sí llegó y cuajó en lugares como Cebolla (altitud de 439 metros) y Malpica de Tajo (389 metros), muy próximas a las de Talavera. «Si esa masa de aire hubiera estado unos kilómetros más allá, hubiera dado igual la altitud y la cota, pero nos hemos quedado en el límite de confrontación, que terminaba en territorio de Talavera».

Y cuando se acercaba más, que es cuando nevaba, «había llovido y estaba mojado, por lo que no cuajaba», añade.