Los feligreses de la parroquia de Santiago se van a encontrar a la vuelta de vacaciones con un templo más accesible. Desde hace unos días, cuenta en su puerta lateral con una pequeña rampa, para facilitar la entrada no solo de los parroquianos mayores o dificultades, sino también de las bodas, a las que cada vez acuden más personas de edad avanzada con problemas de movilidad, todo ello en una iglesia construida en un espacio poco accesible y cuya puerta principal cuenta con una larga escalinata de acceso.
El párroco de Santiago, Jesús G. Cosentino explica que la parroquia lleva año y medio trabajando en este proyecto, que ha pasado por los estudios correspondientes y cuenta con el permiso y la revisión municipal, «no se ha improvisado de la noche a la mañana». Al final, el acceso se ha realizado en piedra, por considerarse lo más oportuno. El sacerdote también ha agradecido la colaboración de la constructora Antolín García Lozoya, que es la que tiene la concesión del Ayuntamiento para hacer obras como esta, de rampas que tomen algo de suelo público.

Su instalación ha causado cierta polémica no por la rampa en sí, sino por el color del granito elegido. «La rampa se enjuicia como demasiado agresiva en una iglesia BIC mudéjar de mampostería encitada», señala 'Iniciativa Ciudadana', asociación vecinal del Casco histórico.