El Jardín Botánico de Albacete se abre a visitas guiadas

I.M.
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Desde que se reanudó la actividad tras la pandemia y hasta la fecha, pasaron por el recinto 1.200 personas

El Jardín Botánico de Albacete se abre a visitas guiadas - Foto: Arturo Pérez

El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, en Albacete,  no sólo desde hace una semana su nuevo horario de apertura es de 8:30 a 14:00 horas y de 16 a 18:00 horas de lunes a viernes, sino que, además, ha retomado sus visitas guiadas para grupos y bajo solicitud. La petición de visita se deberá  hacer a través de la página web del Jardín  en el apartado de solicitud (http://www.jardinbotanico-clm.com/solicitar-visita/), son totalmente gratuitas y se han hecho dos turnos al día, uno a las 9:30 y otro a las 11:45 horas con una duración  por visita de una hora y media aproximadamente,  informa el director del Jardín Botánico, Pablo Ferrandis.  

Además, conforme a las recomendaciones actuales establecidas por el Ministerio de Sanidad de limitación a los encuentros sociales, los grupos estarán formados por un máximo de nueve personas más la educadora ambiental, Verónica Poveda, al margen de que es obligatorio el uso de mascarilla por todo el recinto y el mantener las distancias estipuladas,  no estando disponibles, por contra, los talleres complementarios que se daban en este Jardín al tiempo que sigue cerrado el invernadero dedicado a las plantas tropicales.  

Durante el confinamiento,  lo único que funcionaba en el Jardín era un equipo presencial formado por cinco jardineros más el director y cuyo fin no era otro que mantener y sacar adelante las 28.000 plantas que hay en su interior, no siendo hasta principios de junio, cuando llegarían de nuevo las visitas,  aunque el Jardín seguía cerrado.  Para visitarlo simplemente había que  reservar, llamar al fono para entrar y cumplir  con las medidas de seguridad estipuladas. Aquellas visitas, no obstante, como se publicó en su día, eran circulares por un recorrido  fijo de 1. 350 metros,  tenían una sola dirección y estaban  totalmente señalizadas con flechas, a fin de que «la gente no se estuviese cruzando entre sí», dice  Pablo Ferrandis.