Ocho meses viviendo a la orilla del Tajo

J. Monroy
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Miguel, toledano de una conocida familia del Casco, se ha instalado en el segundo molino del río junto a sus perros, compañía indispensable a la que no está dispuesto a renunciar por un techo

Ocho meses viviendo a la orilla del Tajo

Ya van varias noches de helada en Toledo y el frío es una preocupación añadida para los amigos de Miguel. Hace ocho meses que este toledano, de una familia muy conocida del Casco, está viviendo en la calle, concretamente, en el segundo molino del río Tajo, en la Cornisa. Y aunque hace un par de semanas le han facilitado tiendas de campaña (el colchón lo sacó de la basura)y se preocupan por él, sus conocidos tienen mucho miedo a que cualquier noche se produzca una crecida del río o haya más frío de la cuenta.

Además, insisten sus amigos y confiesa él mismo, Miguel no está bien de salud. Tiene varias dolencias, que le impiden trabajar «pero de ánimos estoy bien», advierte. Tiene gente que le echa una mano, y le queda la pensión. Un par de veces a la semana, sube por el pan y lo que necesita para comer. También quien le facilita alimentos.

Miguel se fue a vivir a la calle después de la muerte de su mujer, de eso no habla demasiado con sus conocidos. El caso es que tras unos problemas con el cobrador de su casero, se trasladó a su barrio de toda la vida, al Casco, a la orilla del río. Lo hace con sus perros, que son su compañía indispensable. De hecho, le han ofrecido alguna habitación social, pero para ello tendría que desprenderse de sus compañeros, por lo que lo ha declinado. «Mis perros se vienen conmigo, no los dejo con nadie, que dejen ellos a sus hijos. Yo no tengo compañera, no tengo hijos, de forma que no voy a dejar a mis perros con nadie», apunta.

Petición de auxilio. Sus amigos esperan que el Ayuntamiento se movilice y encuentre una solución. Saben que aunque Miguel está enfermo, puede que no sea una prioridad al no tener menores al cargo, y que su apego a los perros es otra dificultad. Pero esperan que los Servicios Sociales puedan buscar una solución antes que la mala salud de Miguel o las inclemencias del tiempo acaben provocando una desgracia.