Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha celebró ayer en Toledo sus ‘bodas de plata’. Un aniversario del que salió con un compromiso de la Junta bajo el brazo: el de avanzar en la liberalización del sector.

Con la ley de integración cooperativa casi recién salida del Congreso, la presidenta regional, María Dolores Cospedal, aprovechó este foro para avanzar su compromiso de «revisar la normativa» autonómica y «quitar trabas». El objetivo será «liberalizar» y que «las cooperativas agroalimentarias puedan hacer todo aquello que son capaces de hacer en el mundo rural y no poner absolutamente ningún límite a la posibilidad de crecimiento», señaló.

En un discurso en el que tuvo siempre de referencia a su padre -delegado de Agricultura en Albacete en los años de la UCD-, Cospedal puso en valor la «valentía» del sector agrario en estos tiempos de crisis. Y es que, como dijo, «a mi padre, a mi abuelo, y a mi bisabuela siempre les he oído hablar de la crisis del campo, pero seguimos aquí».

Pero, a su juicio, «el sector está más vivo que nunca» y «en estos momentos de crisis, ha dado ejemplo de saber mantenerse y saber prosperar». Por eso, «es uno de los motores de crecimiento» de la región, «y tiene que serlo aún más».

Las cifras así lo refrendan. Según recordó Cospedal, el sector agrario supone el 7 por ciento del PIB regional (En España no pasa del 2 por ciento) y ha visto incrementar el año pasado su volumen exportador un 13 por ciento en relación a 2011 y un 44 por ciento si se compara con 2010. Una senda «que no podemos abandonar».

En cuanto a las integración cooperativa, uno de los retos del sector de cara al futuro, la presidenta destacó que «no es necesario ni se pide a nadie que desaparezca, es necesario que trabajemos juntos en la comercialización, en las estrategias de marketing y en las estrategias de venta». Más aún cuando «Castilla-La Mancha no es nada sin su sector agroalimentario», concluyó.

En la misma línea se posicionó la consejera de Agricultura, María Luisa Soriano, encargada de clausurar este 25 aniversario de Cooperativas. En concreto, se comprometió a «reducir burocracia» y a trabajar «codo con codo» con el Gobierno español para llevar adelante iniciativas legislativas como la Ley de Integración Cooperativa o la Ley para la mejora de la cadena agroalimentaria.

Como destacó, «las cooperativas agroalimentarias tienen por delante el reto de la fusión, que va a permitir ganar en dimensión, ya que a veces el tamaño hace que no sean competitivas». «Si queremos tener futuro, es necesario una integración que las haga mucho más rentables y mucho más competitivas en este mercado global», recalcó.

Desde las Cooperativas no dudaron en recoger el guante de la administración y reconocer que ahora le toca al sector «mover ficha para abordar los retos de la internacionalización», en palabras de Ángel Villafranca, máximo responsable de esta organización en la comunidad.

Y también «nos toca» avanzar en la integración cooperativa, un tema omnipresente durante toda la jornada. «Ahora somos nosotros las cooperativas las que tenemos que dar el paso definitivo, no eliminar una cooperativa de un pueblo, pero sí tenemos que unificar nuestras compras y ventas y tenemos que abordar los mercados de una sola voz para así poder marcar la pauta», afirmó.

Pero ayer no solo se habló de retos, sino también de principios, y los de las cooperativas pasan por su compromiso con la tierra. Como repitió en mas de una ocasión Villafranca, «nosotros no estamos planteando deslocalizar, estamos planteando crecer con nuestra gente porque el objetivo de Cooperativas es elevar la renta de nuestros socios y trasladar el beneficio al medio rural donde nosotros estamos ubicados».

Y también aprovechó para colgar una medalla -merecida- al sector. El único que se ha mantenido en estos años de crisis y que, «en muchas ocasiones», ha aumentado sus niveles de empleo y la renta de sus socios, frente a la desmoronamiento general.

 Además, en el transcurso del acto se reconoció la labor de los fundadores de Ucaman -matriz de la actual Cooperativas-, Francisco Lizcano Octavio, Emilio Navarro Carretero, Darwin Cruz Palomares, José Zamora Sánchez-Crespo, Juan Gutiérrez Rodríguez-Guzmán y Juan José Higueras Portillo. Así como a las cooperativas fundadoras: Los Pozos, de Daimiel; El Progreso, de Villarrubia de los Ojos; La Unión, de Alcázar de San Juan; San Julián, de La Alberca de Záncara; y Santiago Apóstol, de Tomelloso; y a las cooperativas más antiguas de Castilla-La Mancha, Vinícola del Carmen (1901), de Campo de Criptana; San Isidro Labrador (1911), de Miguel Esteban; La Humildad (1917), de El Toboso; y El Progreso (1917), de Villarrubia de los Ojos. Entre otros reconocimientos.

Junto a los más de 700 cooperativistas reunidos ayer en Toledo, no faltaron tampoco viejos conocidos del sector. Fue el caso del presidente de las Cortes autonómicas,  el ‘popular’ Vicente Tirado, Fernando López Carrasco, consejero de Agricultura en tiempos de José Bono, y José Luis Martínez Guijarro,  último consejero del ramo de la etapa socialista y actual portavoz del PSOE en el Parlamento regional.