«Somos uno de los sectores más controlados»

M.H. (SPC)
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Miguel Ángel Higuera es veterinario y director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino, que aglutina al 85% del sector cárnico más importante de nuestro país.

«Somos uno de los sectores más controlados»

Dirige ANPROGAPOR, el mayor colectivo de un sector que supone la rama ganadera más importante de España, pero que al mismo tiempo está perpetuamente cuestionado por una sociedad cada vez más sensible con asuntos como la seguridad alimentaria y el bienestar animal. Hemos hablado con él para analizar la realidad actual de los productores de porcino.

Terminamos un año obviamente marcado por la pandemia de coronavirus. ¿Cómo ha afectado a los ganaderos?

La verdad es que estamos orgullosos porque hemos funcionado bien. Ha sido extraordinario que hayamos podido mantener la normalidad en la producción porcina. Al contrario de lo que ocurrió, por ejemplo, en abril en Estados Unidos o en junio en Alemania, no ha habido grandes problemas de contagios en las granjas ni en los mataderos, por lo que no se han producido los atascos de animales que se dieron en esos países. Gracias a eso hemos podido abastecer al mercado sin problemas. Tenemos una capacidad de sacrificio superior a la de producción, por lo que hemos sido capaces de matar menos cerdos de los posibles sin mermar la producción.

¿Cómo se ha conseguido evitar esos contagios?

El 13 de marzo editamos la primera guía para minimizar la transmisión del virus entre los trabajadores, que tuvo una segunda versión tres días después. Evidentemente funcionó y esos consejos se copiaron en las semanas siguientes por medio mundo, de lo cual estamos orgullosos porque hemos sido pioneros en este aspecto.

¿Cómo han ido las exportaciones este año? ¿Se han visto favorecidas por esos problemas de Estados Unidos y Alemania?

Lo cierto es que no. En Estados Unidos ocurrió que, al no haber trabajadores para despiezar las canales, optaron por congelarlas y venderlas a China a precio muy bajo, lo cual nos perjudicó. En cualquier caso el sector ha estado fuerte y hemos aumentado las exportaciones un 18% respecto al año pasado. En ese sentido estamos contentos. Pero no lo estamos tanto con el precio, que ha bajado debido a episodios como el que acabo de comentar de Estados Unidos y China. Aún así, hay que destacar que somos autosuficientes en recursos económicos, en el sentido de que no recibimos ayudas de la PAC.

Hablando de Estado Unidos, ¿cómo afectan los aranceles?

Los aranceles se incrementaron un 25% respecto a los que ya había anteriormente. Eso ha hecho cambiar el modelo de exportación a ese país. Ya no va tanto producto fresco, sino que se ha orientado a otros con más valor añadido, más exclusivos, como jamón, fuet, chorizo… que soportan mejor esas tasas.

¿Hay algún otro problema con Estados Unidos?

Hay algo que provoca mucha crispación, aunque no sea un asunto exclusivo del sector porcino. Allí, y en otros países como Canadá, se permite utilizar técnicas de producción que aquí llevan prohibidas años por cuestiones de bienestar animal y seguridad alimentaria. El problema es que no existen trabas para importar esa carne, cuando en España estamos bajo la lupa cumpliendo la normativa más rigurosa del mundo, ya que nos autoimponemos incluso más de lo que de por sí exige la Unión Europea. Al ganadero no le importa aceptar las exigencias que haga falta, pero lógicamente le crispa ver que él está obligado a funcionar con unos requisitos muy estrictos pero luego se pueden traer productos de fuera que no cumplen esos mismos requisitos.

La normativa más rigurosa del mundo...

Efectivamente. La unión Europea ya impone una regulación muy potente, pero en España nos exigimos aún más. Como digo, la seguridad alimentaria y el bienestar animal son esenciales para el sector porcino y hacemos lo necesario para mejorar en esos aspectos. En 2020, por ejemplo, se ha actualizado una normativa específica de nuestro país que aumenta las exigencias respecto a Europa. El tamaño de las granjas está limitado, las macrogranjas que tantas protestas provocan no pueden existir. En una instalación de ciclo cerrado, es decir, que se autoabastezca de animales, no puede haber más de 750 madres; en China se está construyendo una planta que acogerá a más de 82.000 reproductoras.

También está limitada la distancia entre granjas a un kilómetro si son normales y a dos si trata de explotaciones de mejora genética. Se trata de un concepto que ahora, con la pandemia, hemos aprendido a comprender perfectamente: a más distancia entre instalaciones menos posibilidad de transmisión en el caso de que sugiera alguna patología contagiosa entre los animales.

Es de suponer que esas distancias mejorarán la capacidad para gestionar los purines.

Así es. Los purines son un magnífico fertilizante para las tierras de cultivo. Con la separación entre granja y granja las parcelas donde aplicar esos purines van estar siempre a mano, reduciendo gastos de transporte. Y además mantenemos un control absoluto sobre el nitrógeno que se aplica al suelo, que ha de estar medido según el tipo de terreno y el cultivo, y sobre el que se emite a la atmósfera, autoimponiéndonos, una vez más, niveles más estrictos que los que marca la Unión Europea. Las reducción de emisiones, junto con el bienestar animal, son los dos pilares en los que basamos nuestro trabajo. Otra ventaja de los purines que la UE está primando es que mejoran la estructura orgánica del suelo, que tras tantos años de emplear abonos inorgánicos se está perdiendo. Las sustancias que se emplean son inorgánicas, pero las plantas necesitan de materia orgánica que hay que devolverle al suelo y los purines tienen un papel imprescindible en ello.

Purines, contaminación de acuíferos… Son algunas de las quejas de quienes se oponen a la instalación de nuevas granjas.

Hay mucho desconocimiento sobre lo que es una granja de cerdos, y en gran parte es culpa nuestra. Durante muchos años nos hemos centrado en la producción y no nos hemos dado cuenta de que es muy importante comunicar cómo se produce, mostrar lo que se hace dentro de las granjas. Somos uno de los sectores más controlados y no tenemos miedo a enseñar nada. De hecho pensamos que se deben abrir las granjas al público (con las lógicas limitaciones de bioseguridad) y para ello tenemos diseñada una campaña. La imagen que tiene la sociedad de nosotros está distorsionada. Hay unos niveles de bioseguridad y bienestar animal altísimos y en constante evolución y mejora.

Ciertas imágenes que circulan por internet o aquellas que hizo públicas el programa de televisión ‘Salvados’ hace más de dos años tampoco ayudan...

Lo que emitió ‘Salvados’ son imágenes de un lazareto, de un lugar específico para animales enfermos. Los cerdos, como los humanos, también enferman y en las granjas se les procuran los cuidados necesarios por parte de los veterinarios, que para eso están. En una instalación de cebo puede enfermar un 2% de los cerdos, que no es mucho. Se les separa y no se pueden transportar y mucho menos entrar en la cadena de producción. Los veterinarios los tratan y, si es necesario, existe una normativa clara para poder aplicarles la eutanasia. Las imágenes que se vieron en el programa eran reales, y posiblemente llamativas, pero solo se trababa de hernias. El problema es que tampoco se molestaron en llamar a nadie que les aclarara estas cosas ni enseñaron el 98% restante de cerdos sanos. Supongo que con cerdos sanos no se puede hacer un programa.

También nos perjudican imágenes que corren por internet pero proceden de México o Estado Unidos, por ejemplo. Muestran prácticas que aquí están prohibidas, pero eso no se explica y el espectador se lleva una imagen falsa del sector porcino español.

Lo que debe quedar claro es que el bienestar animal es lo que más nos preocupa actualmente. El ganadero cumple en ese sentido la normativa más exigente del mundo y además tiene verdadera preocupación por sus animales. Pero no es algo de ahora. Hace ya años que se invirtió mucho dinero en adaptarse sobradamente a la nueva normativa y eso hoy en día se ha convertido en un valor añadido porque sabemos que el consumidor cada vez lo aprecia más.

Aún así sigue habiendo oposición a las nuevas granjas.

Aunque ya lo he comentado antes, repito que las macrogranjas no están permitidas en España. Las posibles nuevas instalaciones serán siempre de tamaño normal. Además, se sitúan en la gran mayoría de las ocasiones en pequeños municipios en los que ayudan a fijar población ofreciendo puestos de trabajo de calidad, con unas condiciones laborales excelentes en cuanto a horarios y días de trabajo. Nos preocupa que la gente no las quiera en sus municipios. Sería bueno que se conociera el trato que reciben los animales, la gestión que se lleva a cabo con los purines… Insisto en que somos uno de los sectores más controlados y no tenemos miedo a enseñar nada. Llamaría a visitar una granja a quien no las quiere en su pueblo.

Hacemos las cosas bien y podemos demostrarlo. A pesar de que la producción crece cada año, las emisiones no dejan de reducirse. Pero no hay que pensar que se trata de una cuestión de presión social, sino que se viene trabajando para ello desde muy atrás y lo seguiremos haciendo. Al ganadero no le queda más remedio que ser un innovador.

En Alemania siguen detectándose casos de peste porcina en jabalíes. ¿Hay una preocupación real por que pueda llegar a España?

Alemania lo está haciendo bien. Está controlando la población de jabalíes, pagando incluso a los cazadores por hacerlo, y de momento la mantienen a raya. En España estamos preocupados y por eso nos ocupamos en ello. Sería una grave negligencia no hacerlo.

La parte positiva de esta enfermedad es que no afecta a los humanos. La negativa es que no muere con el animal, es decir, el cerdo enfermo puede seguir contagiándola incluso después de haberse convertido en productos cárnicos. Por eso tiene que haber un control tanto sobre los movimientos de animales vivos como sobre los productos ilegales provenientes de matanzas domiciliarias, que en ningún caso deberían llegar al mercado pero que en algunos países del este de Europa pueden suponer un problema.