Seducción por Oriente en el Museo del Ejército

María López Pérez
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Antonio Romero Ortiz (1822-1944) reunió una importante colección particular oriental depositada en parte por su heredera, Josefa Sobrido, en el Museo de Infantería del Alcázar en 1922

Seducción por Oriente en el Museo del Ejército - Foto: E.MonteroHernan

riente fascinó al continente europeo por sus tradiciones, su exotismo y su cultura. A mediados del siglo XIX, coincidiendo con la inauguración del periodo Meiji (1868-1912) y de la mano de un mayor acercamiento entre Japón y los países occidentales, asistimos también al desarrollo de un tendencia creciente del gusto por lo oriental, especialmente lo japonés, cuya cultura material formará parte de manera indiscutible de las colecciones particulares del momento, encontrando una rápida difusión gracias al comercio y, de manera muy directa, de su participación en las diferentes Exposiciones Universales. Entre estas colecciones queremos detenernos en la que reunió don Antonio Romero Ortiz (1822-1944), depositada en parte por su heredera Josefa Sobrido, en el  Museo de Infantería en el Alcázar de Toledo en 1922. Podemos disfrutar de una selección de este conjunto en la sala del Museo del Ejercito que lleva su nombre, reflejo de la fascinación por Oriente en el coleccionismo español de mediados del siglo XIX.

«Cha-no yu» es el nombre que se le da a la ceremonia del té, una experiencia estética de larga tradición en la que se piensa cada detalle y en la que cada uno de los objetos e instrumentos que participan [chadôgu], tiene su significado. Esta ceremonia encuentra sus orígenes en la costumbre de los monjes budistas chinos del periodo Heian (784-1185), de beber té durante sus largas jornadas de meditación, sin embargo su carácter complejo y abierto, dejando de ser un hábito exclusivo de los monasterios, se desarrolló plenamente en Japón. Sea como fuere, la practica de tomar el té encontró posteriormente un amplio desarrollo en otras culturas, Okakura Kakuzô en su «Libro del té» (1906), resumió esta fascinación señalando que la humanidad se había encontrado en la taza de té, recordando que era éste el único ceremonial asiático que merece estima universal. La pieza que hemos seleccionado es un recipiente para contener el té, realizado en el periodo Meiji, con sobria decoración y fuerte carga simbólica; este tipo de objeto recibirá un nombre diferente en función del tipo de té que contenía: «chaire», para guardar el té «koicha» y «natsume», para contener el té «usuka».  La decoración esquemática, la flor, las mariposas y el simbolismo del objeto son los elementos que lo definen, enlazando cultura y patrimonio a través de una connotación espiritual que trasciende al propio objeto. La sobriedad es inherente a esta cultura, todo en su justa dimensión, sin excesos, siempre en equilibrio. La flor que decora este vaso, sostenida sobre sencillos trazos de pincel, recuerda a la flor del cerezo, aunque también  a la planta del té; sea como fuere nos lleva al concepto de la flor (»hana»), cuya simple belleza es capaz de resumir la de todo un jardín, conteniendo una fuerza espiritual que enlaza a la perfección con el ritual de la ceremonia del té. Su recuerdo a la flor del cerezo nos muestra además su carácter vital, eterno y poderoso. Dos mariposas recorren la parte superior de la tapa, en Japón la mariposa tiene una lectura eminentemente femenina,  aunque en pareja, como en el caso que nos ocupa, se asocia a la representación de la felicidad conyugal. Estos elementos, aparentemente sencillos, poseen por tanto una carga de significado amplia que nos lleva a entender la belleza en la simplicidad, elemento esencial en el pensamiento oriental que sedujo al gusto occidental, inmerso en sociedades donde la inmediatez comenzaba a ganar la partida al equilibrio del espíritu. La traslación al objeto de su absoluta devoción a la naturaleza y su respeto al equilibrio natural, quizás fue lo que fascinó realmente al coleccionismo de la época que acostumbrado a bellezas más humanas, decidió recolectar «fragmentos» de esta cultura lejana.