380 años de la muerte de Tomás Tamayo de Vargas

José García Cano*
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Fue un insigne escritor, teólogo y cronista. Ocupó el cargo de doctoral en la Catedral de Toledo y fue catedrático de la universidad. En la última etapa de su vida fue ministro de Felipe IV en el Real Consejo de las Órdenes y en el de la Inquisición

Retrato del cronista Tomás Tamayo.

El próximo 2 de septiembre se cumplen los 380 años de la muerte del insigne escritor, teólogo y cronista don Tomás Tamayo de Vargas, el cual nació en Madrid en 1588 y muy relacionado con la ciudad del Tajo. Tamayo estudió en la Universidad de Toledo donde años después sería profesor y capellán del Colegio de Santa Catalina. Su padre fue don Tomás Martínez de Tamayo natural de Malpartida de Corneja (Ávila) y su madre la toledana Catalina de Vargas. Tomás comenzó a estudiar en Pamplona y continuó en Toledo. Destacamos las diversas disciplinas que Tomás dominó como las Lenguas Clásicas, la Filosofía y la Historia Sagrada, Antigua y Moderna, motivo por el cual muy prontamente deslumbró gracias a sus escritos y oratoria. Ocupó el cargo de doctoral en la Catedral de Toledo y catedrático de la universidad. Después de marchar a Venecia en 1621 con el embajador Fernando Álvarez de Toledo, ocuparía los cargos de maestro y secretario de Enrique de Guzmán, sobrino del conde duque de Olivares.

Una vez que falleció Antonio de Herrera y Tordesillas, Tamayo ocupó su cargo como cronista general de Castilla y cuando ocurrió lo propio con Tribaldos de Toledo, se le nombraría cronista general de las Indias en 1634. Por citar algunas de sus obras recordamos las siguientes: Flavius Lucios Dextrus (1624), Garcilasso de la Vega, Historia oficial de Juan de Mariana defendida (1616), Pauli diaconi emeritensis, Liber de vita Liutprandi sive Eutrandi et subdiacono toletano et ticinensi diacono Episcono Cremonensi chronicon (1635) y Topicorum M.T. Ciceronis explanatio. Una de sus obras más recordadas -y polémicas- fue impresa en Toledo en 1616 con el título Defensa de la Historia general de España del Padre Juan de Mariana. Sus trabajos se centraron en la historia local de Toledo, en personajes históricos, así como en la vida de los santos. Dentro de su cargo de cronista real pudo escribir entre otras obras: El Cronista y su oficio...; Yerros de algunos historiadores nuestros y ajenos; Notas a todas las Historias antiguas de España necesarias para su enmienda… y Provechos de la Historia y uso de ella entre los Príncipes. Como fuentes bibliográficas destacamos su Junta de Libros, un repertorio que tardaría muchísimos años en publicarse. Otra publicación curiosa de Tomás Tamayo centrada en paleografía y esteganografía (estudio y aplicación de técnicas que permiten ocultar mensajes u objetos, dentro de otros, llamados portadores, de modo que no se perciba su existencia) titulado Cifra, contracifra antigua y moderna. Algunas otras obras de Tamayo fueron: Nobiliario de don Loreno de Padilla, Vida de doña María de Toledo Señora de Pinto i después Sor María la Pobre fundadora i primera abadessa del monasterio de Sancta Isabel de los Reyes de Toledo (1616); Diego García de Paredes i relación breue de su tiempo (1621); Restauración de la ciudad del Salvador Baia de todos sanctos en la provincia del Brasil… (1626); Memorial al Rey Felipe IV por la lealtad de la ciudad de Toledo… (1631); Memorial por la esclarecida Casa de Moncada; Toletum sive de rebus Toletanis Historia y Señor de Tavera de la casa de Anaya.

Más fotos:

Firma de don Tomás Tamayo de Vargas en la obra Historia General de España (1616).
Firma de don Tomás Tamayo de Vargas en la obra Historia General de España (1616).
Portada de la obra Garcilasso de la Vega, natural de Toledo, Principe de los Poetas Castellanos, escrita por Tamayo de Vargas en 1622.
Portada de la obra Garcilasso de la Vega, natural de Toledo, Principe de los Poetas Castellanos, escrita por Tamayo de Vargas en 1622.

En la última etapa de su vida Tamayo era ministro de su majestad el rey Felipe IV en el Real Consejo de las Órdenes y en el de la Inquisición, cobrando por su cargo dos mil ducados de renta. Se cuenta que cuando murió le acompañaban muchas personas insignes de la ciudad de Toledo, siendo enterrado en la iglesia de San Martín de Madrid en la capilla de los Barrionuevos. Tamayo fue amigo de otro genio de las letras el insigne Lope de Vega, también relacionado con Toledo ya que vivió durante un tiempo en una casa en la plaza de San Justo, así como en otro inmueble en la calle de la Sierpe. Baltasar Eliseo de Medinilla fue otro poeta importante amigo de Tamayo, del cual nos ocupamos en estas líneas en otra ocasión al recordar su trágica muerte de la que precisamente hoy se cumplen 401 años.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.