Oratorio Regis

F. J. R.
-

La Capilla de Belén es la estructura más destacada del complejo palatino en el que, el 23 de noviembre de 1221, vino al mundo el futuro rey Alfonso X 'El Sabio' en Toledo

Oratorio Regis

Unos gritos desgarradores rompieron el silencio del laberíntico complejo palatino. Toda la corte estaba en tensión. La joven reina Beatriz estaba a punto de dar a luz al heredero de León y Castilla. Tenía 16 años y ya era una de las mujeres más poderosas de su tiempo, perteneciente al linaje del duque de Suabia, Rey de Romanos y emperador futurible. 

El arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada había sido convocado a los salones del antiguo recinto del Alficén, a los llamados Palacios de Galiana, para dar rápida bendición al primogénito del rey Fernando III. Era el 23 de noviembre de 1221. El día en el que nació el monarca que se anticiparía a todos los hombres de saber de su siglo. El día que nació Alfonso, décimo de su nombre, al que todos conocerían como 'El Sabio'.

Mucho ha cambiado la entonces conocida como 'Jerusalén de Occidente', pero Toledo ha sabido guardar con celo sus tesoros. Uno de tantos, la bautizada Capilla de Belén, mantiene hoy vivo ese recuerdo de hace 800 años. El oratorio en el que tantas veces se encomendó a los cielos Alfonso X y en el que, muy posiblemente, su padre se pasó rezando en las horas previas a su nacimiento.

Oratorio RegisOratorio RegisTodo este relato es figurado, no existen crónicas, o aún no han sido desempolvadas de algún rincón de un viejo archivo, que detallen lo acontecido el día en el que 'El Sabio' llegó al mundo. De hecho, esa mera afirmación de que fue en Toledo, y más concretamente en el lugar que luego ocuparía el convento de Santa Fe, se debe a su propio puño y letra, ya que son varios los documentos en los que el monarca castellano señala que «honró a esta ciudad con su nacimiento».

En Toledo también fue bautizado, y como en 1221 aún su padre no había dado orden de erguir la actual magnífica catedral de Santa María (1227), todo apunta a que también pudo haber recibido su primer sacramento en los muros del complejo palatino que hoy acoge la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO). 

La comunión entre lo medieval y las vanguardias conjuga de manera excepcional con la figura de Alfonso X. Sin duda sería muy de su agrado el actual uso del antiguo convento de Santa Fe y la contemplación, junto a algunas de las obras más rompedoras de comienzos del siglo XX, de un oratorio que tuvo su origen en una qubba andalusí.

Oratorio RegisOratorio RegisNotable por sus arcos y por sus pinturas murales, que representan misterios de la Virgen María, la Capilla de Belén ha sobrevivido al paso de los siglos y es testigo del tiempo de los Reyes de Castilla. En la zona del convento que hoy es museo situaron su regia morada, y entre sus muros también existía una torre en la que, según recoge Sixto Ramón Parro en su 'Toledo en la mano' (1857), se verificaron los estudios astronómicos del monarca alfonsí.

La hoy llamada Capilla de Belén es un pequeño edificio dentro de otro. Una estructura de planta cuadrada cubierta por una cúpula de nervios entrecruzados. Se trata del único resto del palacio islámico que ha perdurado completo en pie gracias a que fue consagrado como oratorio. Algo vio en ese espacio Alfonso VI, conquistador de Toledo en el 1085, que decidió mantener este pequeño útero de fe cambiando tan solo los símbolos a los que se encomendaban.

Así, la qubba de tres puertas vio dos de ellas tapiadas, añadiéndose un altar en su cara este e instalando varios sepulcros a sus lados.

En su lado de la Epístola, o derecho según se mira desde la actual puerta de entrada, fue enterrado en un sepulcro de yeso el infante Fernán Pérez, nieto de Fernando III, que murió en 1242. Frente a él, ya en 1615, fue enterrado el cuerpo incorrupto de Sancha Alfonso, hermana de Fernando III.

La bóveda que cubre este regio oratorio es de piedra, material que denota el carácter palatino del edificio así como su función religiosa. La filiación, como señalan muchos arqueólogos e historiadores, es claramente cordobesa, ya que el esquema compositivo es exactamente el mismo que el de las bóvedas laterales de la maxura de la Mezquita de Córdoba. Y es que, este modo de construcción se observa en los arcos de la ampliación de la Mezquita de Córdoba por Almanzor en el 980.

Las pinturas que recubren este maravilloso recinto no son, al pesar de la imaginación de muchos, coetáneas de Alfonso X. Se trata de unos dibujos realizados en el siglo XVI, con escenas de la vida de la Virgen y varios ángeles con instrumentos musicales de la época, que han perdurado hasta nuestros días. Una misteriosa joya de la antigüedad heredera de los tiempos del rey sabio.