El talaverano Antonio San Miguel, premio de poesía Balanceo

La Tribuna
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La obra 'Crematorio del mar' conquista la primera edición del premio, al que han concurrido 117 títulos con una extensión comprendida entre los 600 y los 1000 versos y que ha sido convocado por la editorial cántabra Balanceo

El talaverano Antonio San Miguel, premio de poesía Balanceo

Antonio San Miguel se ha alzado con la primera edición del Premio Nacional de Poesía Balanceo, que convoca la editorial homónima. Su obra Crematorio del mar se ha hecho acreedora de tal mérito entre más de un centenar de propuestas presentadas. 

San Miguel nace en Madrid, ciudad en la que reside hasta el año 1989, fecha en la que se traslada a vivir a Talavera. Durante la década de los 90 inicia su actividad literaria, escribe sus primeros poemas, publica artículos de opinión en periódicos locales, ensayos, cuentos y narraciones breves. En la actualidad desempeña funciones de trabajador social en un centro ocupacional para personas con discapacidad intelectual, y es docente de interpretación actoral, dramaturgia y director de teatro. 

Entre sus méritos poéticos cabe destacar: finalista del premio Adonáis (2008), con la obra La canción del agua; ganador del premio internacional de poesía Joaquín Benito de Lucas (2012) con la obra La muerte de Rómulo; accésit en el certamen internacional de poesía Creadores para la Libertad y la Paz (2015) con la obra Minúsculos desastres; finalista del concurso internacional Tierra de Toros (2016) con la obra Teseo (5 de junio de 2008); Premio internacional de poesía Joaquín Lobato (2016) con la obra Raíles; premio ateneo de Alicante Poeta Manuel Molina (2018) con la obra 26 formas parecidas de coger un tren hacia Lisboa; premio de poesía José Hierro (2018) con la obra Llegar a Portugal en un ferrocarril que ya no existe; premio internacional de poesía Juan Alcaide (2019), con la obra A riesgo de ser niño; premio de poesía Villa de Iniesta (2020) con el poema Donde el mar nos duele.

Crematorio del mar tiene ese carácter fresco e irreverente que habita en lo mágico del humano deseo, donde el amor anega sus vestidos más íntimos, y la palabra, a través del verso, invade y rellena lo que el ojo por sí solo no puede dominar con el sentido. Es el poeta quien enfatiza, quien insiste y quien alumbra lo que en silencio o en lo oscuro se advierte, como una travesura continua bañada por la ironía y el sarcasmo, para sugerir -no enseñar- un conjunto de símbolos por el misterio de la carne-materia y su erotismo más inspirador en quien observa aquello que ante él se revela hipnóticamente. Así es como se edifican las relaciones humanas más esperanzadoras y culminantes, donde el ser humano deja constancia de una categoría divina y se ennoblece utilizando el lenguaje natural que la pasión provoca. La armonía se encarga de coser las estrofas concienzudamente dispuestas y, de esta manera, revela un dominio absoluto de la palabra, en un libro que no dejará indiferente a nadie por su riqueza sexual operística, por las imágenes que evoca, haciendo del poema un juego delirante que fluye como las olas de un mar que se quema en cada página.