Toledo amanecía con una impactante estampa este domingo. Una de las últimas cabinas de la ciudad yacía en el suelo de la concurrida plaza toledana. Se trata de una cabina con doble teléfono. Sin saber el motivo, el poste que acercó a los toledanos a sus familiares, amigos y conocidos, ya no podía dar ese servicio. A pesar de que seguir operativo, se trata de un servicio en desuso y en disminución (en 2012 había 89 cabinas en la capital frente a las 42 que quedaban en 2017) y que en más de una ocasión había sido catalogado como "deficitario" por Telefónica.

Este servicio, que estaba destinado hace años fundamentalmente a poblaciones con pocos recursos, donde la cabina telefónica era la única forma de comunicarse con otros lugares sin tener que desplazarse. Hoy en día, con la extensión de internet, la proliferación de líneas de telefonía móvil y las nuevas tecnologías, han hecho que las cabinas telefónicas tengan un uso más limitado, quedando prácticamente como vestigio de lo que un día fue.

En este momento, la cabina se encuentra tirada en el suelo y simplemente unida por los cables de alimentación eléctrica, que hacen si cabe más melancólica la escena, una cabina que languidece aún con las luces encendidas, además de haber sido forzada, previsiblemente para saquear su interior. Un resto de cita procura "valizar" este testigo de la comunicación a distancia de otro tiempo y que puede estar a punto de pasar a la historia.