'El guardián de la voz', muestrario de obsesiones

Mario G. Gutiérrez
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El Círculo de Arte sirvió ayer como escenario para la puesta de largo del poemario de este autor murciano afincado en Toledo desde 1993

El autor, de amplia trayectoria literaria, lleva casi tres décadas ejerciendo como profesor en Toledo.

No se desmarca de los contenidos que le caracterizan, como no lo hace de su forma de sentir y pensar, Francisco Arce en su último libro.

Mediante la interpretación filosófica de la identidad del hombre, Arce transita por sus inquietudes, con los miedos y la memoria jugando un papel decisivo en este nuevo poemario.

Poeta, ensayista, profesor y pensador, Francisco Arce se lanza de nuevo a publicar una obra en la que el lector podrá encontrar «textos como mandalas, sin principio ni final», y donde recurre a los temas habituales, que portan pinceladas de otros autores como Machado, Kafka, Lorca, Spinoza, Homero, Nietzsche, Zhuang Zi o Basho entre otros.

Quizá otra de las particularidades de su creación es su «profundo misticismo, en un bucle existencial o camino sin retorno», de lo que se destila una religiosidad sin fe alguna, ni esperanza personal, tal y como él mismo describe. 

De ahí brota el título de la publicación 'El guardián de la voz', pues aunque pudiera parecer sorprendente, tiene origen bíblico, concretamente en el Génesis, ya que como el mismo Arce indica, después de matar a Abel, Caín cree escuchar una voz que le pregunta dónde está su hermano, a lo que responde que no lo sabe, y surge la pregunta «¿soy acaso el guardián de mi hermano?», lo que le lleva a transitar en una interpretación filosófica de la identidad del hombre y en el que sobre un tema trazado versa toda la empresa, procurando siempre la interrelación entre los poemas, conduciendo el relato desde la influencia de Spinoza a Rimbaud y los maestros taoístas chinos; a pesar de considerarse a sí mismo como «un escritor chiquitito, un Jonás que preferiría no escribir».

Quien tuviera un primer contacto con Antonio Machado o Tao Te King con tan solo 17 años, lleva ya más de una decena de publicaciones literarias entre poesía, ensayo y novela, y 'El guardián de la voz', supone una miscelánea de partes trabajos anteriores que ya vieron la luz, otras que sin haber sido publicadas los motivaron, partes novedosas y de otros que «aún están por venir». 

José Luis de la Bodega, Anna y Hans Schliemann, Abraham Abravanel, y el poeta chino Hu Zi, son algunos de los heterónimos que en ocasiones Arce utiliza, y a pesar de que puede llamar la atención sobre todo la inclusión de Hu Zi, es el propio autor quien reconoce que su predilección literaria, mira hacia la cultura oriental que, «llegó muy pronto» a su vida, de la mano del citado Tao Te King. 

Esta preferencia la basa en el hecho de la práctica del Zen y el zazen, y, pretendiendo huir del arquetipo de la «sabiduría oriental», sí que extrae que en estas obras, «no hay dogmas ni consignas, es un pensamiento que no acaba de cerrarse el círculo, y donde lo realmente importante es la pregunta frente a la respuesta», quedando eliminado el concepto de una idea rectora y siendo el suspense el punto final.