Salva de aplausos para la Custodia en su regreso a la calle

La Tribuna
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El cuerpo de Cristo vuelve a procesionar después de un 2020 de forzada reclusión. El breve cortejo, alrededor de la catedral, congrega a miles de fieles en la plaza del Ayuntamiento y la calle Arco de Palacio a quienes el arzobispo ha bendecido

La Custodia emergió desde el interior de la catedral y regresó a las calles de Toledo dos años después. Fue la salida del monumento eucarístico uno de los instantes, por histórico, más señalados de la celebración del Corpus de 2021. Jesús Sacramentado volvía a recorrer la sede metropolitana bajo palio, aunque no a través de su tradicional recorrido sino por un breve periplo circundando la seo primada. Desde la Puerta Llana hasta la Puerta de Reyes, el cortejo se alargó apenas unos minutos. La custodia se detuvo frente al acceso principal al gran templo metropolitano, en cuya lonja reposó hasta las 14.00 horas. Desde el atrio, el arzobispo Francisco Cerro dirigió una alocución frente a los miles de fieles que se concentraban en la plaza del Ayuntamiento y la calle Arco de Palacio. Después de sus palabras, y con el ostensorio en la mano, el prelado bendijo a la concurrencia. El titular de la archidiócesis se acercó a los diferentes grupos de fieles que se apostaban junto el corazón de la fe en el día grande de Toledo, ya estuvieran más próximos al palacio de Justicia, enfrente del Consistorio o bajo el icónico arco que comunica palacio y catedral. La sucesión de bendiciones, espontánea y sin precedentes, fue recibida con largos aplausos.

«Toledo es hoy la ciudad hermosa que recibe con sus mejores galas a Cristo; Toledo se convierte en un relicario de la eucaristía», proclamó Cerro. El arzobispo festejó el retorno de «esos momentos emocionados de ver a Dios en la calle, de contemplar cómo Jesús sale al encuentro de la Humanidad». A lo largo de su alocución, se detuvo sobre tres ideas principales en la relación del cristiano con su fe: el alivio, la confianza y el magisterio.

Cerro definió a la eucaristía como «descanso del alma: quien encuentra a Jesús ni cansa ni se cansa porque ese pan del cielo contiene deleite». En su discurso a los fieles que lo esperaban a pie de calle, recordó «la espera y el anhelo de salir pronto de la pandemia», pero aseguró que Cristo, «lejos de ser el aguafiesta, es la fiesta de la vida porque nos acoge a todos y todos cabemos en su corazón de Jesús».

Salva de aplausos para la Custodia en su regreso a la calleSalva de aplausos para la Custodia en su regreso a la calle

También se refirió a la necesidad de confiar en los momentos más difíciles. «Estamos pasando algunos de los momentos más oscuros de la historia, pero confiamos. El límite de la confianza en Dios es confiar sin limites». Cerro insistió en que «Dios seguirá estando, que la fuerza y el poder está en el Señor y que la última palabra la tiene Dios».

Además, Cerro ha pedido «aprender del Señor, aprender de su corazón, de la eucaristía, sin que no se pierdan nuestras raíces cristianas». Parafraseando una cita del Quijote, el arzobispo aseguró que «cuando olvida las raíces, uno sabe dónde empieza pero no dónde termina». Como colofón a su intervención, pidió «de todo corazón, llevar la alegría del Señor por ser el gozo del Señor el estar con nosotros».

Desde el mediodía, momento en el que concluyó la alocución y posterior bendición custodia en mano, hasta las 14.00 horas, centenares de fieles han mostrado su veneración ante el santísimo sacramento apostado en la lonja catedralicia.