Desbandada morada

Pilar Cernuda
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Podemos vive su peor momento con la marcha de Iglesias, la llegada de una Belarra que no convence y la mano de Montero moviendo los hilos

La que previsiblemente será elegida secretaria general de la formación, Ione Belarra, no suscita mucho entusiasmo. - Foto: EUROPA PRESS

F in de semana para celebrar el congreso de Podemos en el que se elegirá a Ioene Belarra secretaria general en sustitución de Pablo Iglesias. Congreso o Asamblea que tiene lugar con un partido que sufre una auténtica desbandada, pierde votantes a chorros, la nueva líder no provoca ningún entusiasmo y ni siquiera va a ser la coordinadora de los ministros de la formación, pues esa responsabilidad recae en Yolanda Díaz. Adscrita a los morados a través del Partido Comunista e Izquierda Unida, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, tiene mucha más fuerza que Belarra, que ocupa un departamento de Asuntos Sociales de segunda categoría, pues casi siempre había sido una Secretaría de Estado.

Incluso la escenografía del cónclave es distinta a las anteriores, cuando la militancia se reunía en un clima entusiasta en la plaza de toros cubierta de Vistalegre, tan desbordada que el congreso había que seguirlo desde el exterior. Ahora la cita es el auditorio Paco de Lucía de Alcorcón, una importante localidad madrileña de 180.000 habitantes, en origen ciudad dormitorio. Y con ausencias destacadas. Muy destacadas.

La demostración de que hoy Podemos es un partido en proceso de desaparición que se sostiene porque forma parte del Gobierno es, precisamente, que uno de los ausentes será Pablo Iglesias. Es, al menos, lo que se cree en el grupo, donde el argumento que difunden, porque así se lo han trasladado Belarra y Montero, es que el fundador y principal dirigente de la formación no quiere restar protagonismo a quien va a ser a partir de ahora su sucesora. Incluso se está transmitiendo que la propia Yolanda Díaz podría ser también una de las ausentes, aunque otras fuentes afirman que acudirá para pronuncia un discurso en el acto de clausura. Habrá que esperar al mediodía de hoy, porque todo en este bloque es cambiante.

Es opinión generalizada que sin Iglesias existen pocas posibilidades de que los morados consigan la remontada y superen la situación actual de absoluto declive. Ese declive, que se advierte desde hace meses con resultados electorales que no cumplían las expectativas, se ha visualizado de forma trágica para el partido cuando el 4 de mayo fue superado con creces por Más Madrid, el grupo que fundó Íñigo Errejón hace poco más de dos años, harto de la forma en la que Irene Montero ejercía el poder desde que se convirtió en pareja de Iglesias.

La misma noche en la que se conoció el resultado de las elecciones madrileñas, con el madrileño encabezando la lista de Podemos, el líder anunciaba que dejaba la política. Dos semanas antes había renunciado a la Vicepresidencia segunda del Gobierno porque, decía, su interés era relanzar el partido. Como se demostró el 4-M, no pudo detener la agonía.

Desde entonces, Iglesias se mantiene en silencio, negocia con el empresario Roures la puesta en marcha de un programa de televisión y no ha aparecido en ningún acto público. La rumorología se ha disparado, lo que por otra parte no sorprende, porque lleva tiempo siendo protagonista de diferentes chismes relacionados con su vida personal, y lo único que se ha sabido de él es que algún día ha sido el encargado de llevar a sus hijos a la guardería del Congreso.

 

Embajada para Echenique

Lo que preocupa es el futuro del partido, y no parece muy esperanzador. La primera idea de Iglesias fue que le sustituyera Yolanda Díaz en la Secretaría General, pero la ministra le recordó que no militaba en Podemos. Algunas fuentes cercanas a la gallega afirman que no fue esa la auténtica razón, sino que sabía que era un regalo envenenado.

Será difícil ejercer el poder en esa formación al margen de Irene Montero, y a pesar de que ella y Díaz mantienen buena relación personal, eso no significa que la vicepresidenta tercera del Ejecutivo esté dispuesta a dejarse comer el terreno por la mujer de Iglesias, que además no ha demostrado en este año y medio de ministra que sea una mujer con una especial cabeza política, sino más bien todo lo contrario.

Con Yolanda Díaz fuera de la carrera por propia decisión, Irene Montero se puso a trabajar para que de Alcorcón saliera un equipo de dirección con leales. La candidata a la Secretaría General será Belarra, íntima amiga suya, pero también estarán otros incondicionales como la madrileña Isa Serra y su pareja, el todopoderoso Juanma del Olmo -ex secretario de comunicación de Podemos y después secretario de Estado con Iglesias, que no ha sido confirmado por Yolanda Díaz-, así como Rafa Mayoral.

Echenique ha anunciado ya que deja la política y se incorpora a su plaza en la universidad de Zaragoza, probablemente porque sabía que su puesto de portavoz parlamentario estaba en juego. Ha habido alguna maniobra para que fuera designado embajador en Argentina -de hecho él nació en ese país y mantiene la nacionalidad junto a la española- pero Pedro Sánchez nunca avaló ese nombramiento. Ni tampoco, hasta ahora, ninguno de los que le propuso Pablo Iglesias para que Podemos estuviera representado en el Servicio Exterior.

Como contrincantes de Belarra para la Secretaría General se han presentado dos candidatos, Esteban Tettamanti y Fernando Barredo, pero sus posibilidades de ganar la elección son nulas.

Es uno de los inconvenientes para relanzar Podemos: Belarra no suma, es la persona menos capacitada para dirigir el partido por mucho que cuente con el apoyo de Montero y no se sabe si también de Iglesias, porque han cambiado mucho las cosas desde que el líder dejó el Gobierno, primero, y la política, después.

 

Montero no se resigna

El principal atractivo sería el ministerio, sentarse en la mesa del Gobierno de Pedro Sánchez, pero es precisamente en esa mesa donde, como ha sucedido ya con Irene Montero, ha demostrado más su falta de formación. Y al estar tan expuestas las dos, el resultado es que esa falta de base, sus ideas peregrinas contestadas por la mayoría de los compañeros socialistas, y su ignorancia, han dañado su imagen pública.

La última ocurrencia de Belarra, del jueves pasado, en pleno debate sobre los indultos, ha sido declarar que le parecería incongruente que Puigdemont y quienes han huido de España para escapar de la Justicia, fueran detenidos si decidieran regresar. De inmediato la ministra portavoz, María Jesús Montero, salió al quite para señalar a su compañera de Gabinete que si vuelven están obligados a comparecer ante los tribunales. Lo que al parecer no sabía la titular de Asuntos Sociales. Y si lo sabía, le parecía irrelevante.

Todo esto demuestra que Podemos no vive su mejor momento: la marcha de Iglesias, Yolanda Díaz al margen de los problemas internos del partido, Echenique en situación todavía incierta, la escasa talla de la nueva secretaria general del partido, Irene Montero enredando para colocar a los suyos, más las ausencias, no son buenas noticias. Los morados no solo no viven su mejor etapa, sino que es probable que éste precisamente sea el mejor momento del futuro que se le presenta.