Ha sido un año duro en la Policía Local de Toledo, con varios agentes infectados e incluso uno de ellos ingresado en UCI. «Alguno lo ha pasado bastante mal», afirma Marisa García, oficial del cuerpo.

La Policía se ha encargado estos meses, además de su trabajo habitual, del control de medidas sanitarias en Toledo. Ha sido, apunta Marisa, con mucha inseguridad en el trabajo. Su pareja también es Policía y, sobre todo al principio, estaban muy intranquilos, con dos niños pequeños al cargo. «No sabíamos muy bien cómo funcionaba esto y lo que nos llevábamos a casa, mucho miedo», explica.

Ellos se quitaban el uniforme al llegar a su hogar en el patio y allí mismo utilizaban una pequeña ducha, justo a la entrada. El uniforme a la lavadora, y a limpiar todo con lejía. «Era muy paranoico todo, ahora nos hemos relajado un poco, pero al principio, como no sabíamos cómo estaba, lo pasamos bastante mal».

En el trabajo, de igual forma, trataban de tener el menor contacto posible con el ciudadano, «aunque a veces tienes detenciones o contacto más directo y no puedes evitarlo, lo pasas mal, porque no sabes lo que te llevas a casa».

En estos meses, Marisa ha podido contrastar que los toledanos son cumplidores con las medidas de protección, más allá de alguna fiesta. Aunque, sobre todo al principio, también había quienes no querían llevar mascarilla, y no se creían la pandemia. Todavía hay personas así, aunque ya casi todo el mundo se lo ha tomado en serio.