Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


España para todos

18/01/2022

La convivencia es la única formulación posible del contenido de una patria común, que los españoles podemos tener para el nuevo año. Ni ahora ni jamás antes, en España o en cualquier país del mundo, un concepto de patria o de nación ha podido alcanzar a la totalidad de la sociedad pues está compuesto de nociones cercanas al alma que impiden una identificación de todos sin fisuras. Para mí, una nación de éxito significa lo mismo que una familia o un centro de trabajo con éxito: un espacio donde cada cual desarrolla su vida, con arreglo a su libertad y creencias, respetando el espacio de los demás y unas reglas de juego establecidas.
A mí me gustan mis símbolos, como mi bandera o mi Jefe de Estado, pero no puedo pretender que esas referencias sean del agrado de todos, y mucho menos jugarme mi futuro en común con el resto de ciudadanos, cuando las demás cuestiones compartidas son determinantes, mejor dicho, son todo y son reales y no simbólicas, y permiten en conjunto seguir con nuestras vidas.
Para conseguir una patria de todos, por ello, hay que comportarse exactamente igual que en las comunidades de vida más pequeñas: hay que trasladar al espacio político aquello que hacemos a diario en nuestra convivencia íntima, familiar o laboral. Es claro: respeto, educación, hablar, discutir, resolver, olvidar, etc.
La denominada 'vieja política' no es aquella que representan el primer y el segundo partido de España. La vieja política es más bien un elemento transversal, presente en todos los partidos españoles, desde luego también en los nuevos, caracterizada por proponer soluciones utilizando la mentira, el enfrentamiento, el ataque, y muy especialmente, cualquier símbolo. La vieja política es la que busca lo peor de cada uno de nosotros para remediar con lugares comunes la falta de ideas resolutivas. Aunque todos nos independicemos de España, de Europa o de nuestra propia comunidad autónoma proclamándonos cantón, tendremos que aprender a convivir con los vecinos más inmediatos que, de igual manera, jamás estarán de acuerdo en todo con nosotros. Y frente a ello, cada nueva bandera, héroe inventado, líder dinámico o república emergente, nada podrán hacer sin acudir a la esencia de la convivencia humana: respeto, educación, diálogo, cesión y reglas.

 

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