Hay acontecimientos que apuñalan . «Llora giraldilla mora, lágrimas en tu pañuelo». Así comienza la famosa elegía con tintes de épica que Rafael Alberti dedicó al malogrado genio de Gelves que, «aquel 16 de mayo de 1920» que cantara José María Gómez, dejaba su vida en el ruedo de los Jardines del Prado. El poeta gaditano, miembro fundamental de la generación del 27, escribió su poema «A Joselito en su gloria» por mandato de Ignacio Sánchez Mejías, que lo encerró en una habitación de hotel en Sevilla y, escondiendo la llave, le conminó a escribir algo a su cuñado muerto en Talavera. Corría el mes de mayo de 1927 cuando estos hechos sucedían, según puede verse en la fotografía adjunta (gracias a Juan Atenza y al Museo Sánchez Mejías de Manzanares).
En ese poema el poeta de El Puerto de Santa María, describe el horror de la vida segada en su flor, en diez cuartillas, en octosílabos de rima asonante que se transforman en una oración y en invocación de auxilio. En la octava cuartilla, Gallito le pide a la Macarena que le cierre esa herida cóncava que el toro Bailaor le había producido en Talavera de la Reina.
Posteriormente Alberti (el poeta que, incluso, hizo el paseíllo como banderillero), en 1949 llegó a pintar con la técnica de grafito, gouache y tinta sobre papel pegado a cartón un cuadro en el que pone en imagen la emoción que surge en el poema.
Manuscritos del poema 'A Joselito en su Gloria' firmado por Rafael Alberti y cedida por el Museo Sánchez Mejías de Manzanares.A partir de ahí, el homenaje que el Club Taurino Talaverano ha venido celebrando desde su fundación allá por los años cincuenta del pasado siglo XX hasta afrontar el final de la primera década del siglo XXI donde, merced a la inspiración de una gran actriz y ceramista como Marisa Esteban, se cambió la narración parsimoniosa de los hechos por el drama teatral interpretado en el ruedo. Cada año, una manera distinta de contar los mismos acontecimientos. Primero a la luz del sol y posteriormente con esa intimidad pasional que da la oscuridad de la noche en los vetustos tendidos de una plaza de toros.
Justo es citar, también, al que propuso la compilación de tantas maneras distintas de contar el mismo hecho, un sabio como el Dr. Jaime Olmedo. Y, como es preceptivo, se siguen los dictados de los maestros y surge ‘La Herida Cóncava’ como agrupación; pero también con dos partes creadas para dar lustre al centenario que 2020 supone para los hechos que se dramatizan en ese acto central del libro.
En primer lugar, un recuerdo histórico, que sitúa al lector en cuándo, dónde, cómo y quiénes son las claves del hecho dramatizado. Especial atención han tenido en este primer acto los personajes más locales, aquellos que la historiografía oficial del personaje de Gallito, del mito del torero, olvidaron y, en algunos casos, hasta maltrataron.
Portada del libro de Álvaro Ignacio Muñoz Cardona y Antonio San Miguel Roldán.Y, como la vida siempre pone tesoros en el camino, para colofón del libro qué mejor que dos poemas escritos por el laureado poeta Antonio San Miguel con quien, en conjunto, se ha plasmado también el acto central de ‘La Herida Cóncava’. Antonio, quien siempre fue capaz de sentir el drama en plenitud para dirigir a los diferentes elencos de actores, se emociona -especialmente- cuando recuerda a José Gómez ‘Gallito’, el torero que puso a la ciudad de Talavera de la Reina entre los santuarios de la Tauromaquia, y escribe dos inmensas alianzas de versos, con la cadencia, el ritmo, la profundidad y la hondura que el mismo Gallito daba a sus faenas toreras.
‘La Herida Cóncava’, es más que un libro sobre Gallito: es un recorrido por la historia de un hecho; es también una amalgama de emociones dramáticas vividas a lo largo de los recuerdos y es un profundo reconocimiento y homenaje al torero como el último mito vivo de la civilización humana.