El sombrero de comandante en jefe de la reina Isabel II

Ahinoa López de Lacuesta
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Formaba parte del uniforme de Capitán General que correspondía lucir a la reina como comandante en jefe de los ejércitos. Es con este tipo de sombrero con el que aparece retratada en varios lienzos, acompañada de su Estado Mayor

El sombrero de comandante en jefe de la reina Isabel II

«Gastar un sombrero de la casa de Aimable era el sueño dorado de los jóvenes que venían de provincias a buscar fortuna, y han cubierto las confecciones de la célebre casa muchas cabezas llenas de pensamientos que han dado brillo a la literatura, a las artes y a la política». Así recordaba en 1892 el periódico La correspondencia de España (artículo ‘Sombrereros y sombreros’, firmado por Kasabal y publicado el 6 de enero) la fama de este sombrerero, referencia obligada de la vida social de mediados del siglo XIX.

Su prestigio estaba asociado a su condición de proveedor de la Casa Real, a lo que alude la corona que remata el sello del fabricante, grabado en el forro de la prenda, que toma el lema de la Orden de la Jarretera británica: Honi soit qui mal y pense. Según la tradición, durante la celebración de la toma de Calais en 1348, a la condesa de Salisbury, con la que bailaba el rey Eduardo III, se le cayó una liga. Ante las murmuraciones de los presentes, el monarca la recogió y la colocó en su rodilla, pronunciando esta frase, que podría traducirse como ‘Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal’.

En España, Aimable, que tenía su establecimiento en el número dos de la madrileña Carrera de San Jerónimo, realizó diversas prendas para la Familia Real, entre las que se encuentra este sombrero, utilizado por Isabel II, y que su hija la Infanta Doña Isabel regaló en 1910 al entonces Museo de Ingenieros, que posteriormente se convertiría en el actual Museo del Ejército.

Se entregó junto a otras prendas integrantes del uniforme de Capitán General, que correspondía lucir a la reina como comandante en jefe de los ejércitos, y es con este tipo de sombrero con el que aparece retratada en varios lienzos, acompañada de su Estado Mayor y pasando revista a las tropas.

Esta prenda resume las múltiples facetas de la figura de la soberana, que estaba al frente del país y actuaba como líder del Ejército, pero que era, al fin y al cabo, una mujer de su tiempo. Recorre la copa del lujoso sombrero, realizado en piel de castor, un triple entorchado de hojas de roble en hilo de oro, emblema del grado de capitán general, y sobre el que figura el anagrama de la reina. Se adorna con un penacho de plumas blancas denominado ‘llorón’, en alusión al modo en que caen las hojas de los sauces, y cuyo color también corresponde al grado de capitán general. No obstante, el uso de las plumas blancas en los sombreros y la propia denominación de ‘lloronas’ también son característicos de la moda femenina de la época, y en esos años el traje de amazona incorpora como elemento fundamental un sombrero muy similar, muestra de la influencia de lo masculino, y en particular de lo militar, en la indumentaria femenina.