La tarde del domingo previo a la Navidad ha vuelto a dejar imágenes de multitudes paseando las principales calles del casco histórico de Toledo. Centenares de personas han recorrido el corazón de la ciudad, aprovechando el festivo y el respiro dado por la climatología. La iluminación navideña ha ejercido como uno de los principales atractivos, más en un contexto de cierre perimetral que imposibilita el viaje hasta la vecina Madrid.

El eje que parte desde la plaza de Zocodover y llega hasta la plaza del Ayuntamiento a través de las calles Comercio, Hombre de Palo y Arco de Palacío; las propias calles adyacentes a Zocodover, como Armas, Cervantes o Cuesta de Carlos V, y otras como Toledo de Ohio o Martín Gamero, han sido copadas por mareas de transeúntes. El reclamo de los adornos festivos y las ganas de pasar un buen rato al aire libre han animado a muchos a acercarse al barrio monumental de la capital de Castilla-La Mancha. La estrechez de muchas de las vías del Toledo antiguo han provocado una densidad muy superior a la habitual en el actual contexto de nueva normalidad.

La presencia de la pandemia de Covid-19 obliga a extremar las precauciones y a evitar concentraciones humanas. Las autoridades sanitarias reclaman precaución de cara a unas fiestas marcadas por su carácter familiar.