'Las marcas del carbón' cierra la trilogía de González Rico

Leticia G. Colao
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La última novela de la escritora de Torrecilla de la Jara recoge dos siglos de historia de una humilde saga familiar de la comarca de La Jara y el Valle del Gévalo.

‘Las marcas del carbón’ cierra la trilogía de González Rico

La escritora de Torrecilla de la Jara, Consolación González Rico, finalista del Premio Planeta en 2001, acaba de presentar su última novela, ‘Las marcas del carbón’ (Editorial Ledoria) en uno de los municipios protagonistas de la historia, Robledo del Mazo. La autora ha elegido uno de los escenarios de su obra para presentar el libro que cierra su trilogía histórica, junto con ‘Una mujer de la Oretana’ y ‘La vida que perdimos’, aunque cronológicamente este último libro es el que inicia la serie.

‘Las marcas del carbón’ cuenta la historia de Federico, un hombre oscuro y en ocasiones cruel, nacido en Piedraescrita, que cruzó el  Valle del Gévalo y formó una segunda familia. Una de sus hijas, Crisanta, es la protagonista del primer libro publicado, ‘Una mujer de la Oretana’ y fue el interés de una lectora por saber de la forma de ser de su padre, la que animó a González Rico a lanzarse a dar forma al personaje de Federico.

En un principio, la escritora no tenía intención de escribir más allá de la protagonista inicial, con la que además quería visibilizar el papel de la mujer, su valentía en tiempos convulsos, durante la República, la GuerraCivil Española y la consecución del voto femenino, como pioneras de la libertad y la igualdad.

Aunque escrito el último, este es el inicio de una saga familiar y una etapa histórica agitada y fundamental para el futuro de España. «La trilogía son 200 años de historia que tienen en común recuperar la vida de la ruralidad de la gente sencilla, de la que no aparece en los libros de historia, que nunca se cuenta, ese era mi objetivo». Así, se inicia en 1820 y finaliza en 2018, con los bisnietos de Federico.

Las tres novelas, ambientadas en La Jara, tienen en común personajes históricos reales que atraviesan las temáticas de la obra y que ayudan a conocer realmente cómo vivieron estas gentes. Estos forman parte de la historia popular remota  de esta parte de la provincia, conocida incluso por González Rico, que ha realizado una extensa tarea de documentación para ampliarla.

Los personajes principales, por el contrario, son ficticios aunque representan a todos y cada uno de los españoles protagonistas de la historia «aunque no aparezcan en los libros».

‘Las marcas del carbón’ «ha sido un cúmulo de casualidades» que ayudaron a la autora a darle forma, con algunas historias conocidas y recordadas y otras que fueron justificando su obra. Buscó información sobre las carboneras-horneras (ayudada por el estudioso del Gévalo, Eduardo Arriero Casas), y la completó sobre un bandolero carlista que se refugió en la garganta de Las Lanchas después del pronunciamiento de Talavera, en 1833, y atemorizó durante dos años a los vecinos liberales.

A  partir de ahí, las sombras negras del carbón y las huellas sobre Federico completaron una serie de tres que cuenta con el apoyo del público, y muy especialmente el de los vecinos de la zona que recoge en sus libros.

Recientemente ha presentado su última novela en Robledo del Mazo, donde Consolación González Rico cumplió un sueño y donde estuvo más que acompañada, en la mesa y frente a ella. A su lado, la alcaldesa Ana Galán, el investigador Eduardo Arriero, Carmen Manzaneque, amiga y escritora y con la que comparte una obra finalista del Planeta, y Jesús Muñoz, de la editorial Ledoria.

Previamente, González Rico presentó la novela el pasado año en la  Feria del Libro de Toledo, aunque el Covid impidió llevar a cabo una presentación tradicional, con firma de libros y contacto con los lectores.

Casi un año después, la obra regresó a la zona donde se desarrolla, y de donde la escritora tomó prestada «la perspectiva de lo pequeño, de la gente humilde», aunque no por ello menos fundamental en el devenir de la historia.