La Viceconsejería de Medio Ambiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible está en conversaciones con la Consejería de Fomento, propietaria de la parcela del Barrio Avanzado a través de Gicaman, para estudiar el futuro de la parcela. Así lo explica el coordinador de Medio Ambiente en Gobierno de Castilla-La Mancha, Javier Ariza, para quien lo razonable es hacer un sellado en las zonas donde ha aparecido fibrocemento y utilizar el resto de espacios, si es necesario, para la construcción de viviendas, como se había decidido originalmente.
En diciembre de 2019 concluyeron unas catas, elaboradas por Tragsa, que delimitaron las zona donde había fibrocemento. La idea que de momento está sobre la mesa, apunta Ariza, es sellar y acondicionar estos espacios y dedicarlos, por ejemplo, como zona verde, para construir vivienda en el resto de terrenos. Aunque todo «está muy en mantillas, no está concretado», sí es cierto que «es una de las posibilidades que estamos barajando con Fomento para poder dar utilidad a esa pacerla». Así lo apunta Ariza tras conocer la demanda que de vivienda en todo el entorno, donde se está ya construyendo en las últimas parcelas vacías. Algunos promotores han acudido a la Junta, señala, para interesarse por los terrenos.
Mientras tanto, denuncia Ariza, sigue colándose gente en este espacio, cerrado y de acceso prohibido. La Junta ha cerrado el espacio y restaurado la valla en al menos cinco veces y colocado candados para que nadie acceda. También han acudido los agentes medioambientales y Medio Ambiente ha pedido al Ayuntamiento que Patrulla Verde y Policía Local se pasen por allí y controlen el acceso. Porque entrar está prohibido, al ser una propiedad privada y contaminada «aunque hay gente que piensa que no pasa nada y que tiene derecho a entrar allí, sobre todo, para soltar a sus perros». La Junta también ha pedido a la Asociación de Vecinos que informe en el barrio de la prohibición. Pero cada poco, hay quien rompe los precintos y se cuela al Barrio Avanzado.
Otros espacios contaminados. Serán los propietarios de los terrenos de la antigua fábrica de Ibertubo y otra adyacente quienes tendrán que retirar el amianto que allí todavía queda. La Asociación de Vecinos El Tajo viene denunciando desde hace tiempo que sigue habiendo restos en la antigua factoría. Los inspectores y agentes medioambientales lo confirmaron hace tiempo. Ariza explica que la Junta ha tenido que buscar los propietarios de las parcelas, que en principio era una entidad bancaria, pero después la vendió a particulares. Ahora tiene abiertos dos expedientes a los titulares de ambas para que proceden la limpieza y restauración y les han notificado a los dueños que tienen que proceder a la revisión y retirada de los tubos de fibrocemento acumulados.
Mientras tanto, apunta Ariza, el Ayuntamiento ha comunicado a la Junta que tras las últimas mediciones de fibras de amianto que de forma periódica hace en el entorno del arroyo Ramabujas, «están gratamente sorprendidos por que cada vez los datos de fibra son más insignificantes, lo que quiere decir que lo que hemos estado haciendo está funcionando».
La pandemia ha dificultado, concluye Ariza, las reuniones de Medio Ambiente con responsables de la Asociación de Vecinos y Mi Barrio sin Amianto, para dar cumplimiento al compromiso de trasladarles todos los avances que se produzcan en torno al amianto. La idea es retomar los contactos lo antes posible.