"Que me llame Almodóvar es un regalo"

Javier Villahizán (SPC)
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"Que me llame Almodóvar es un regalo" - Foto: PEDRO WALTER

Está en paz consigo misma, plenamente satisfecha de su edad y con nuevos y novedosos proyectos entre manos. Aitana Sánchez Gijón (Roma, 1968) será una de las próximas chicas Almodóvar en la nueva película del cineasta manchego, Madres Paralelas; tampoco pierde de vista el teatro, con obras como Juana, que está cartel, y Malvivir, que se estrenará en noviembre; y además se atreve con el doblaje de audiolibros gracias a la iniciativa Audible de Amazon.

Actriz de teatro, cine y televisión... y ahora dobladora de audiolibros, la interpretación no tiene límites.

Sí, es cierto, el mundo del audiolibro era desconocido para mí y me resultaba muy atractivo. 

El concepto de contar historias me traslada a cuando leía en voz alta los cuentos a mis hijos: interpretaba todos los personajes, ponía todas las voces posibles... y el audiolibro es conectar con eso, con esa oralidad, que es el principio realmente también de la literatura y de las historias contadas alrededor de una fogata. 

Me gusta mucho la palabra escrita y dicha, y esta es una faceta más, una posibilidad más dentro de las que hay en mi profesión.   

¿Hasta qué punto ha tenido que ver la pandemia en el incremento de las escuchas de estos nuevos formatos, más del 30 por ciento?

Creo que la pandemia sí ha sido un factor que ha disparado las escuchas, y es normal. Tanto tiempo encerrados en casa significó también más tiempo de ocio y con una necesidad de alimentarnos de historias en todos los formatos posibles.

¿Qué aporta esta nueva forma de leer libros?   

Yo creo que el audiolibro puede ser un complemento perfecto a la lectura o un sustituto de ella cuando no se puede leer, como cuando viajas en coche o cuando estas cocinando.

También lo encuentro muy útil para personas que estén aprendiendo otro idioma o tengan que estar confinadas por la pandemia.

Precisamente, usted se infectó de la COVID en la primera ola. 

Por suerte lo pasé en casa y fue como una gripe fuerte, pero sin mayores consecuencias. Tardé muchísimo en recuperarme y sentirme bien y con fuerzas, además de lidiar con la incertidumbre de los primeros casos, cuando aún se sabía muy poco  y no sabíamos si me iba a curar o si me iban a quedar secuelas.

 

Ha sido considerada como la dama del cine español, ¿le falta algo por hacer?  

No creo haberlo hecho todo, ni en cine ni en televisión ni en teatro. Al final, uno va creciendo con la vida y va cambiando su cuerpo, su edad, su experiencia... y también los personajes que puedes interpretar, que son cada vez distintos y más acordes con tu realidad.

Por eso, por mucho que haya hecho, nunca habré podido hacer esos personajes de los cincuenta y pico, de los 60, de los 70, de los 80, que espero interpretar a medida que vaya cumpliendo años.   

Usted fue la primera mujer presidenta de la Academia, ¿qué significó para el cine una dirección femenina a finales del siglo XX?

Mi paso por la Academia fue un gran aprendizaje. Realmente fue como un máster en nuestra profesión, porque me ayudó a comprender el oficio desde todos los ángulos y profesiones que lo conforman, y me dio una perspectiva mucho más amplia. 

También es verdad que me exigió una dedicación y un tiempo enormes y muchos quebraderos de cabeza, pero también muchas alegrías. A día de hoy no volvería a asumir una responsabilidad como esa. Yo ya tuve mi momento y ahora es el de otros profesionales.    

Del teatro, con Juana, al cine, con Almodóvar, ¿ansiaba volver a la gran pantalla?

Para mí todos los medios son complementarios. Es cierto que mi medio natural es el teatro, pero también echaba mucho de menos el cine, en el que me centré durante muchos años y hacía tiempo no tocaba. Ahora, volver a él de la mano de Pedro Almodóvar para mí es un regalo gigante y lo estoy viviendo como una niña con zapatos nuevos. Me estoy reencontrando con compañeros de toda la vida y está siendo una gozada, como el reencuentro con Penélope después de tanto tiempo. 

¿Quién se iba a imaginar que tras 25 años de interpretación iba a recibir la llamada de Pedro Almodóvar?

¡Yo no me lo esperaba para nada! Supongo que casi como el 99 por ciento de los actores y las actrices, no solo de este país sino de todas partes. Ha sido una gran alegría. Considero que tengo una trayectoria muy satisfactoria, llena de cosas que me llenan muchísimo y que no he parado de trabajar en todo estos años. Siento que he vivido una carrera de fondo y que soy de las pocas privilegiadas que han podido vivir siempre de esta profesión y a estas alturas de mi vida, el hecho de que me llame Almodóvar es un regalo, es el summum a una carrera que ya me ha dado y me da muchas satisfacciones.

¿Qué se siente como nueva chica Almodóvar?

Me siento una privilegiada. Además, estoy revisando toda su filmografía y me resulta muy emocionante. Creo que el tiempo le sienta muy bien a las películas de Pedro, porque se convierten en clásicos, siempre con esas referencias suyas al cine clásico y al mismo tiempo tan modernas. Sentir que formas parte de ese universo es muy emocionante, realmente es un regalo. 

¿Se siente un poco observada tras el microscopio almodoviano, por aquello de que se trata de un director que le gusta ahondar en el drama femenino?

Sí, sí que me siento observada al microscopio y al milímetro, afortunadamente, porque realmente Pedro es un director que dirige en profundidad y que, además, prepara con muchísima antelación, ensaya, te lleva a los lugares de rodaje y te hace ensayar las escenas ahí mismo... lo cual es un privilegio, porque cuando llegas a rodar ya tienes un recorrido y una preparación que hace que todo sea mucho más sencillo.

Es tan perfeccionista, va tanto al matiz más pequeño que es una gozada ser dirigido de ese modo. 

¿Cuánto se le quiere a Almodóvar en España?

Yo creo que Pedro es muy querido en este país y que cada vez que estrena una película es un acontecimiento y seguirá siéndolo y es de los pocos que tienen ese lugar en España. También es verdad que, quizás, fuera hay una perspectiva distinta y aquí hay críticos a los que no les gusta su cine, pero en general es muy querido.   

¿Un año sin cine, sin blockbusters, con menos producciones, más estrenos en plataformas y con salas cerradas a causa de la COVID ha provocado una nueva forma de ver y sentir el séptimo arte?

Es una tristeza enorme. Para las salas, que ya estaban en crisis antes de la pandemia, la pandemia ha supuesto la puntilla. El hecho de que hoy se pueda consumir ficción desde casa en las plataformas hace que la experiencia de la sala oscura y de compartir anónimamente ese momento mágico sea cada vez más minoritario, desafortunadamente. 

¿Las series son una competencia para los largometrajes?

Creo que el auge de las series ha hecho que veamos menos películas. Habría que tomarse las series como largometrajes, no pensar que unas compiten con otras. Para mí, hay series que son una obra de arte, al  igual que una película.    

¿Qué deseos pediría para la era posCOVID?

Desearía que respetáramos más nuestro planeta y las leyes de la naturaleza. Que esta polarización y esta crispación que se están instalando en el ambiente se vayan tranquilizando y podamos convivir de nuevo con un poco más de civismo. Aunque es cierto que la pandemia ha sacado todo lo bueno y todo lo malo, porque también hemos visto grandes casos de solidaridad y de remar conjuntamente. En fin, desearía que las aguas volvieran poco a poco a su cauce.