Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Argumentos para despistados

09/04/2021

En la polémica por las agresiones de los radicales de extrema izquierda en el acto de Vox celebrado en Vallecas, hay que separar lo accesorio de lo fundamental. Es secundario la situación de la que parte Vox en la carrera del 4 de mayo. El frenesí que ha contagiado en otros comicios tiene esta vez mucha menos fuerza porque la candidata del PP vende un discurso muy similar, con la ventaja con la que siempre parte el que está en el poder. Da igual. Es insignificante también lo que vaticinan las encuestas, en las que se plantea un posible equilibro entre el frente de derechas y el de izquierdas. El socialista José Félix Tezanos hizo bien su trabajo en las autonómicas catalanas y quiere reeditar la jugada. El argumento en Madrid pasa por plantear a los suyos que no hay nada perdido y que, si no se quedan en casa, se puede dar la vuelta. Tampoco es especialmente relevante que el voto útil -contra el que siempre ha peleado Vox, con resultados más que óptimos-, pueda volverse en contra del centro derecha, dejando fuera de juego a Ciudadanos, pero con la imposibilidad de gobernar.  
Poco importa la necesidad de Vox de hacerse notar para remontar en las encuestas, aunque hay algunos despistados que se han dejado engatusar por los violentos. Ante la bisutería, se revela el ropaje fundamental. A saber, ¿con qué argumento un partido democrático, que es la tercera fuerza de España, que tiene 52 diputados en el Congreso, no puede convocar un acto, autorizado, donde le apetezca? Es propio de la radicalidad, de la independentista o del pelaje que sea, apropiarse de símbolos que les vienen bien para sus intereses. Antes fue Vic, el emblema del separatismo catalán, y ahora es Vallecas, ese barrio del que Pablo Iglesias dijo que nunca saldría porque «a mí me parece más peligroso el rollo de aislar a alguien. Este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público o el precio de un café». Tardó poco en encontrar su casoplón en Galapagar, no diciendo la verdad ni del precio que había pagado ni de las ventajosas condiciones de una hipoteca que no sé si en Vallecas hay alguien que la tenga. ¿Los que el miércoles por la tarde tiraban piedras y palos a los de Vox y se enfrentaban a la policía son conscientes de que el que les enciende para que actúen se está enriqueciendo mientras ellos se cuecen en sus miserias?
Pero hay que volver a lo esencial, sobre todo para los que, sin necesidad de simpatizar ni con Iglesias, ni con Montero, ni con Echenique, ni con nadie de Podemos, sostienen que la presencia de Santiago Abascal en Vallecas es una provocación. Sobra recurrir a la fácil comparación de quienes justifican una violación porque la mujer violada llevaba la minifalda corta. Es incluso más peligroso que eso. Si asumimos las excusas que quieren imponernos para vetar un acto político -sea del color que sea-, llegará el momento en el que decidan cuándo puedes salir de casa, a dónde puedes ir y con quién te puedes reunir. Eso es lo que pretenden los que dejaron en Vallecas 35 heridos, 21 de ellos agentes de policía. Y es un deseo de los que incendian las calles y de los que, desde una parte del Gobierno, les alientan con arengas tan rancias como perniciosas para la convivencia. Si esto lo hacen estando en Moncloa, no quiero imaginar hasta qué limites llevarán sus obsesiones una vez dejen de pisar moqueta.