Nos hemos puesto todos de acuerdo en que la movilización del voto obrero será la clave del resultado electoral en Madrid. Ahora ya solo falta determinar qué es eso del voto obrero. ¿Es el voto de los barrios y municipios al sur de la M-30 o el de las rentas per capitas más bajas? Es más: ¿en quién estamos pensando cuando hablamos de la clase obrera ahora que apenas hay fábricas? ¿Son los riders los nuevos obreros? ¿Son los camareros los nuevos obreros? ¿O son los inmigrantes, quienes se encargan de un porcentaje altísimo de los trabajos manuales y mal retribuidos en las grandes ciudades?
Se habla demasiado del voto obrero sin darse un paseo por Usera, Carabanchel o Aluche. El que lo haga se dará cuenta de que allí no hay nada parecido a un ambiente político, como sí puede haberlo en la calle Velázquez. Lo que sí hay son carteles electorales ecuatorianos (porque hay elecciones en breve en Ecuador), freidurías de pollo latinas, carnicerías ‘halal’ con carteles en árabe y cientos de comercios chinos. Hay abogados que te ayudan a conseguir papeles de residencia, chavales de diferentes etnias jugando juntos al fútbol y queda algún jubilado arrinconado en el bar o sentado en un banco del parque.
Hay centros de salud que no dan cita, hay guarderías sin plaza y colegios públicos que te animan a llevar a tus hijos al centro concertado de la esquina porque el suyo se cae a cachos. Hay también parejas jóvenes de modernos que ocupan las calles más gentrificadas y que han abierto cafeterías con café capuchino para llevar en vasos de cartón, barberías ‘hipster’ y restaurantes vegetarianos. Y luego están los de los PAU y las piscinas, que son muchas en el sur de Madrid, sin que haya demasiada diferencia con las del norte, el este o el oeste. Así que de todos estos, ¿cuál es el voto obrero?