José Luis Arroyo

Rayadas Millennials

José Luis Arroyo


Falacias Supestar

31/01/2023

El estado de ánimo en relación a la política española resulta llamativo a la luz de los acontecimientos ocurridos en los últimos meses y evidencia una conducta digna de ser observada, como así lo han manifestado varios analistas internacionales.
El otro día, escuchaba en la radio, y no les faltaba razón, cómo en nuestra sociedad somos capaces de crear héroes y heroínas de la nada; los subimos al Olimpo, en cuestión de segundos, gracias a la repetición de sus hazañas en las redes sociales aunque, tarde o temprano, como juguetes rotos quedarán relegados al olvido. ¿Quién se acuerda de Angelita, autora del Ecce Homo de Borja o de aquel señor que constató que Zapatero o no iba a los bares o no sabía el precio de un café?
Las evidencias y los hechos, deberían ser lo que nos llevaran a analizar la realidad, por ejemplo, el crecimiento de la economía de 5,5% en el año 2022 o la subida de las pensiones en un 8,5% y no los discursos catastrofistas, carentes de sentido, en un contexto internacional tan complejo y que, para nada, es imputable a la acción directa del Gobierno.
Vivir en una dimensión paralela, creada entre falacias, que utiliza lo simbólico, y está dispuesta a apropiarse de la identidad de todos los españoles, en la que, por ejemplo, la extinta banda terrorista ETA se ha convertido en el argumento principal para convocar manifestaciones con las que obtener una imagen que falsear con el photoshop, es juntar gasolina suficiente para montar un incendio que impida, con su humo, apreciar la distensión y la ruptura del independentismo en Cataluña. Fruto de esas falsedades, se crean los estímulos suficientes, que sólo sirven para llenar mentes vacías y espolear a energúmenos ansiosos de aprovechar unos segundos de televisión para insultar y lanzar mensajes de odio, ya sean contra el presidente del Gobierno o sus votantes, premiados con la popularidad efímera de un tour por la caverna mediática, que permite dar a conocer su conducta ridícula y patética, como ocurrió, la semana pasada, en Talavera. Una vuelta de tuerca más, es minusvalorar las conductas amenazantes, que pueden llevar incluso a dar un paso más allá, con el envío de cartas bomba a instituciones como la presidencia del Gobierno o la embajada de Ucrania en Madrid.  
De igual modo, la predisposición a ser crítico con decisiones que no se comparten, no puede ser un impedimento para disponer de criterio propio. En este sentido, es innegable que, aunque se haya pervertido el 'templo del conocimiento' que es la Universidad Complutense de Madrid con la declaración de Ayuso como alumna ilustre; nadie, a pesar del éxito en redes sociales, debería afirmar objetivamente que la intervención, ya sea fruto de la juventud o la improvisación del momento, poco hilada y argumentada de la graduada, meritoriamente con mejor expediente de Ciencias de la Información, sea la mejor forma de evidenciar esa errática decisión.
En definitiva, es momento para reflexionar sobre si este holograma, en forma de personaje, puede convertirse en el referente de los líderes de las corrientes de opinión o, simplemente, se trata de una evidencia más de que parte de nuestra sociedad se ha instalado en una realidad, de la que hace alarde de un nivel intelectual soberbiamente decrépito.