Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Helados calientes

07/07/2021

La vida te da sorpresas y te quedas patitieso, ojiplático hasta climaterio y preventórico que diría mi querido tío. Hay momentos en esta vida en la que muchas personas te dan la sorpresa, para mal y para bien.
Este mundo está formado por una cantidad incontable de pusilánimes y/o doctos que lo único que hacen es encizañar para no soltar liana hasta que no tengan agarrada otra. Esos que dicen, pero no hacen, los que hacen, pero sólo para sí, los que ni hacen ni dicen, pero barruntan siempre problemas. Los que se llenan de golpes de pecho de cara a la galería, los que bailan el agua fuera de casa y, a la chita callando, son el baúl de los chismes, la cizaña y la banalidad, el odio y la envidia, el mal sin más.
Ya ha dicho el Papa Francisco, al que deseamos una pronta recuperación, que la pandemia del pensamiento único es mucho más peligrosa que cualquier otra. La falta de diálogo, la cerrazón aborregada e, incluso, el incumplimiento de la palabra demuestra mucho de cada cual.
Pero el mundo también cuenta con aquellos que proponen soluciones, con horizontes de grandeza ajenos a personalismos, todo por mejorar las cosas desde la cercanía y la humildad, la sonrisa y la firmeza, solo se necesita normalidad.
Con estos mimbres puede ser que, ante la falta de soluciones y acuerdos, o incluso con ellos, muchos tengan sudores fríos frente a otros que estén con los ánimos más que calientes. A ver quién le pone el cascabel al gato en pleno verano y provocando que mentes calenturientas manden a freír monas al de la liana, al de la sotana e incluso al que calienta las patatas.
La pintan calva para que en dos años a Page se le haya bajado el dedo palabrota tras la operación en clínica privada. No sabemos si será que al levantárselo a Sánchez con los indultos del ‘procés’ Redondo se lo retorciera en defensa hasta la muerte de su benefactor y protector. Mientras tanto tenemos un hospital nuevo en Toledo a medio abrir y sin suministros de medicamentos para tratamientos en el Hospital de Día y, el otro, viejo, a medio cerrar con los permisos veraniegos y la incidencia del virus subiendo como la espuma.