Este domingo a las 19:00 horas, en el Salto del Caballo, el CD Toledo tiene la posibilidad de despertarse de la amarga pesadilla que le lleva acompañando estos últimos cursos. Será ante su gente, frente a un CD Quintanar del Rey al que volverá a recibir tras el set que le endosó hace unas semanas. Un resultado que no puede llevar a equívocos, ya que ese encuentro nada tendrá que ver con la final.
Los conquenses serán un duro rival que llevará al límite de lo físico y lo mental a los de Diego Merino. Un conjunto capaz de pelear en el fango y en moquetas de alto standing, pero el verdadero rival de los verdes será el propio CD Toledo. Un equipo que se ha mostrado sólido y controlador de los encuentros, que puede tener sus seguidores y detractores, pero que ha resultado efectivo.
Merino y sus pupilos, hasta ahora, han puesto fin a los males que acechaban a un equipo y una institución en el que los factores deportivos, extradeportivos y algunos casi paranormales han lastrado la vuelta temprana a una categoría superior. Tras la estabilización y mejora sustancial de estos factores, ahora tocará lidiar en un máximo de 120 minutos con esa mochila que, año tras año, y despropósito tras despropósito, se fue cargando día a día y de la que se pueden librar de una vez por todas, o añadir 25 kilos más de golpe.
No será fácil ni a nivel físico ni mental, pero el equipo lleva medio año en la cuerda floja y ha adquirido la resiliciencia suficiente como para llevarse este envite.
El domingo se prevé una de esas batallas donde los protagonistas serán los 22 jugadores que salten al césped por encima de tácticas y sistemas de juego. Los errores y aciertos se pagarán a muy buen precio y es ahí donde estará el quid de la cuestión. La plantilla de este año no se amilana en los cara a cara y a veces hasta se pasan de revoluciones, lo que ha podido costarle a más de uno la no presencia en este evento. Afortunadamente, no ha sido así. La elección de García Rubio como juez de la contienda imagino que atenderá a los criterios que utiliza el comité de dar a aquellos que aspiran al ascenso estos partidos clave, pero los desencuentros en el pasado reciente entre el colegiado y los toledanistas no deben llevar a obcecarse en su figura ni en los momentos previos ni durante el partido.
Ese error sí podría desencadenar la hecatombe porque todo el mundo conoce los precedentes entre ambos equipos esta temporada y, uno de ellos, el del partido en el San Marcos (0-0) lo dirigió el albaceteño. Serán 120 minutos cargados de sensaciones encontradas en las que esperamos un gran final. Pase lo pase, el equipo ha llegado a un punto difícil de imaginar a comienzos de este año, con técnico y propietarios diferentes. Lo que está claro es que el domingo será un punto y aparte, no un punto final.