Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Prevención

24/09/2021

Ruge, arroja lava y arrasa el volcán de la Palma. Pero antes se produjeron   tormentas arrolladoras (DANAS) en otros lugares. Pero antes fueron fríos y nieves demoledores. Pero antes había sido una epidemia que aún permanece. Para no resultar apocalípticos ni catastrofistas, diremos que nos introducimos en  territorios  inseguros. La naturaleza continúa su curso indiferente, eso sí,  deteriorada por la acción humana. Siglos devastándola tenía que tener  consecuencias. El dios que, algunas religiones enseñan, no puso a los hombres en la tierra para destruirla, sino para protegerla y mejorarla.
Si entramos en tiempos nuevos, conviene disponer de estrategias nuevas. Ya no valen los impulsos  acción-reacción. Se impone la prevención. Que consiste en adelantarse  a  cuanto pueda ocurrir. Para localizar riesgos, minimizarlos, reducir  impactos, intervenir de manera inmediata y eficaz   y a continuación reconstruir. Estos principios básicos exigen a las administraciones olvidar inercias antiguas. Se necesitan equipos profesionales en todos los ámbitos de las administraciones, desde las locales a las nacionales, que desarrollen planes preventivos, articulen medidas y diseñen infraestructuras para escenarios, algunos, previsibles, y, los más, imprevisibles. Un mando de la UME declaraba que ya hace un año habían simulado intervenciones en casos de volcanes. Así es más fácil afrontar desastres.  Quienes intervienen  no  deben ser héroes,  (disponemos de héroes de todas clases), sino gentes preparadas profesionalmente  y con recursos adecuados
Resulta muy ‘cool’ aparecer  en los centros de mando cuando se producen los hechos. Piroclastia y cenizas de la política, convertida en espectáculo, cuando lo que se precisan son medidas entrelazadas que atenúen los impactos. Un incendio puede producirse en cualquiera de los veranos calurosos que se anuncian.  Los técnicos hablan de incendios de sexta generación. Es decir, que parecen actuar con inteligencia. Se defienden, crean escudos protectores, adquieren velocidades variables, se mueven con decisiones histéricas. ¿Odia la naturaleza a los humanos? No. Simplemente nosotros creamos las condiciones para su comportamiento desenfrenado. Se alteran los ciclos de lluvias, desecamos las superficies terrestres, se sobreexplotan los acuíferos, los ecosistemas colapsan como en el Mar Menor, se mantiene la agricultura intensiva,  obviamos los trabajos de limpieza,  el cuidado y reforestación de bosques. Una parte importante de los recursos públicos deben cambiar sus destinos o aumentarse. Y también las políticas públicas. No pueden demandarse respuestas rápidas, eficaces y urgentes sin haberlo preparado antes. Es la prevención.