La visita del Calvo Sotelo Puertollano al Salto del Caballo el próximo domingo a las 18:00 horas se antoja decisiva para los intereses del CD Toledo. Las tres derrotas con cero goles a favor de este inicio de curso liguero han dejado a los de Diego Merino en una situación complicada que podría dar un giro de 180 grados de lograrse los próximos seis puntos en casa o tornarse en dramática de no hacerlo.
El rival es el menos deseado para la situación actual, un derbi ante un conjunto como el de Darío, que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los verdes en el pasado reciente, multiplicará los sentimientos y las sensaciones, ya sean de un tipo u otro, tras finalizar los 90 minutos.
Más que la clasificación actual de los toledanos en si, lo más preocupante son las sensaciones que han dejado con breves ráfagas esperanzadoras pero con falta de consistencia tanto en defensa (cuatro goles encajados) como en la elaboración del juego ofensivo. A día de hoy, se le ve una elaboración plana y previsible en el manejo del balón, con poca gente incorporándose al ataque y con falta de frescura en los metros finales dejando todo en manos de una genialidad de Migue García o Dieguito en las bandas.
Aunque con el paso de los minutos, el nerviosismo irá creciendo en el campo y en la grada, todos (afición, plantilla y cuerpo técnico) deben ir de la mano siendo conscientes de la importancia del momento y cualquier gesto que sea perjudicial puede prender una mecha que sea difícil de apagar. El Calvo Sotelo lo sabe y hará todo lo posible por llevar el encuentro a ese clima.
Al CD Toledo solo le vale ganar y salir desde el principio a por el partido. El equipo debe quitarse sus corsés y soltarse. Debe salir mandón, generando intensidad y peligro desde el minuto 1 si no quiere perder el comodín del público que es el último que le queda a estas alturas. No puede ser un choque para especular porque cada vez que se ha salido así esta temporada no ha dado sus frutos.
La continuidad del ‘Cholito’ Merino no dependerá de este resultado, salvo una hecatombe en el resultado y en el juego. No es bueno renovar a un técnico tras nueve partidos, como tampoco lo es destituirlo tras cuatro. Es el modelo de juego por el que se ha apostado y se debe seguir con él salvo que la situación sea insostenible, y por el momento no es así.
Este derbi castellano-manchego es la mejor opción para cambiar la dinámica negativa, quitarse la pesada mochila de la espalda y expulsar los miedos somatizados tras estas tres derrotas, no habrá mejor oportunidad, pero eso hay que demostrarlo en el terreno de juego. Para bien o para mal, el fútbol siempre acaba dejando a cada uno en el lugar que le corresponde.