Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Guarros en Lucillos, Gamonal y China

30/08/2021

Casi todas semanas empiezo la columna dando explicaciones del titular pero hoy no he tenido más remedio que poner lo que han leído porque es a esto exactamente a lo que me refiero, a las tóxicas granjas de crianza intensiva de cerdos que hay  apenas a un kilómetro de Lucillos reitero, a uno. Ahora cuento mi experiencia, pasada antes de la inclemente calorina que sufrimos. Estaba una tarde sin hacer gran cosa pensando en las musarañas y puede que escuchara como ruido de fondo una radio sin hacer gran caso del locutor, era una tarde agradable, no fresca pero tampoco muy calurosa cuando de repente, ignoro la razón, tal vez un cambio en la dirección del viento, me introduje en un infierno de pestíferos aromas. Me sentí sumergido en el fondo del charco de una pocilga, embadurnado de mierdas y orines de cerdos. Lo peor es que no era mi imaginación, ni nada así de psicológico e intelectual, lo peor era la presencia real de aquella peste, de semejante hedor que me agarraba por la garganta y no me dejaba respirar. Efectivamente el cambio en la dirección del viento me traía los terribles efluvios de la granja de cerdos tan cercana; inevitablemente me acordé de cómo en Gamonal tiempo atrás tuvieron una lucha feroz para impedir que una de esas granjas se instalara en su cercanía y la granja la llevaron a otra parte.
Curioso lo de Gamonal, un pueblo que se empeñó en tener su propio ayuntamiento y lo consiguió, se empecinó en que no quería granjas pestilentes de esas y no hubo granjas pero además es el verdadero responsable, esto ya lo escribí muchas veces, de que sigan existiendo Las Mondas en Talavera. Cuando la importante fiesta de Talavera desde el punto de vista histórico, antropológico y todos los puntos de vista que quieran, estuvo a punto de desaparecer, los únicos que continuaron con la tradición de venir a Talavera con su maravilloso carrito tirado por dos carneros fueron los gamoninos. Las Mondas no eran nada, se limitaban a un carrito que tirado por dos carneros, pasaba muy deprisa hasta la Ermita del Prado. Así lo vi yo varios años desde mi casa.
En Lucillos, la otra cara de la moneda, no se sabe no se contesta, quienes quisieron instalar la granja lo hicieron y muy pocos han sido los puestos de trabajo obtenidos con ello: mucho hedor y muy poco trabajo. No se sabe y seguramente nuca se sepa, en qué términos se llevó la conversación sobre la instalación de la granja ni quién convenció a quién para tal instalación, lo que se sabe con certeza es que la granja de cerdos crece sin que se anuncien los planes de futuro de los propietarios mientras los lucillanos siguen en verano con el calor y los tufos insoportables. Se supo últimamente que China compra muchos cerdos a España, cosa curiosa siendo tan inmenso el país oriental.Quizá allá en la China son muy amantes del cerdo agridulce, el chopsuei y los rollitos de primavera y a lo mejor están al día de lo perjudicial que supone la cría intensiva del cerdo y saben las secuelas nefastas que produce en el medio ambiente, a lo mejor ciertos empresarios españoles se han dejado engañar como chinos…con la cartera llena eso sí.