Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


‘Intelectuales’, ‘personajes históricos’: un ejemplo a seguir

23/04/2021

Cada día piensas que es imposible que se supere la ordinariez del día anterior. Craso error. Porque cada hora crece la vulgaridad, la chabacanería, la zafiedad y la ramplonería. La chusma y muchos medios de comunicación toman el poder.  No es de extrañar. Es lo que sembramos, es lo que divulgamos, es lo que enseñamos y es lo que se aprende.
Hace algún tiempo, las publicaciones estaban clasificadas y separadas. Las había para quienes querían seguir los avatares de esos que se conocen como ‘famosos’ y las había que intentaban informarte de asuntos de más fuste. Las publicaciones llamadas del corazón –nunca nadie estuvo tan lejos de ese noble órgano- daban cuenta de noticias, casi siempre inventadas y prefabricadas, de ‘las glorias’ de quienes tenían la profesión de ‘famosos’. Estaban licenciados en la farándula, la trivialidad e intentaban vivir de sus inventadas miserias, vendiendo lo que se les demandare sin ningún rubor, sobre todo cuernos, muchos cuernos, alguna boda, ahora escasa, y ya casi ningún bautizo ante lo demodé que está la natalidad. Las noticias serias se servían aparte, de tal forma que al abrir un medio ya sabías lo que te ibas a encontrar y sobre todo lo que no te ibas a encontrar.
Pues hoy en día, no hay forma de librarse de la información sobre esos profesionales en vender bajezas, reales o inventadas. Salen en los informativos, en la prensa supuestamente seria, en la prensa económica y a poco que nos descuidemos, dentro de nada, en las revistas científicas. En las de jurisprudencia ya salen, porque sus programados circos suelen tener alguna parada en los tribunales, que no tienen más remedio que dilucidar si haber ‘sorprendido’ a ‘Pitita’ sola en casa, eso sí, perfectamente peinada y maquillada, es un atentado a su intimidad o es simplemente un acto de comercio.
Personalmente considero una atrocidad que se sigan las vidas, casi nunca ejemplares, de quienes ni son nada ni aportan nada a la sociedad, ni siquiera, como mera mercancía, merecen muchas veces un sitio en el escaparate. Sin embargo, allá quién quiera atiborrarse de esa inmundicia, pero creo que tenemos derecho a exigir un espacio de aire limpio para quienes preferimos seguir el día a día social desde otras perspectivas: científicas, sociales, profesionales, económicas, artísticas, ecológicas… Creo que tenemos derecho a no darnos de bruces, cada vez que abrimos alguna publicación o conectamos algún medio supuestamente ‘serio’ con un descerebrado, corroído por las drogas hasta las entrañas, desafiando los teoremas de los científicos más reputados y erigiéndose en ‘líder social’. Después, quién cometió el delito de ‘lesa urbanidad’ por llevarlo al programa, se queja de su actuación. ¿Qué esperaba?
¿De verdad no sienten ustedes vergüenza con estos espectáculos? ¿No les remuerde la conciencia el solo hecho de perder un minuto con esas miserias? ¿No se indignan por la desfachatez de que en el mismísimo telediario aparezcan semejantes personajes como autores de noticias de relevancia? Disculpen que personalice, pero me tengo prohibido a mí mismo ver o leer absolutamente nada que trate de semejantes vilezas. Sin embargo, llega un momento en que resulta imposible no conocer al ‘genio’ que ‘descubrió’ que no existe el coronavirus… Si estos son los que colocamos en el escaparate como ejemplos a seguir, ¿cómo creen que será el mundo en el futuro?... Como ahora.