Miguel Ángel Dionisio

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Miguel Ángel Dionisio


Tapices

28/04/2021

La pasada semana les hablaba de la excepcional colección de tapices que se conserva en la Colegiata de Pastrana. Pues bien, cogida la linde, hoy les vuelvo a hablar de otra extraordinaria colección, la de los reyes de España, y en concreto de una bellísima tapicería que perteneció a Felipe II y que estos días puede contemplarse en una muy recomendable exposición en el Palacio Real de Madrid. Me refiero a la serie titulada ‘Los Hechos de los Apóstoles’, diseñada por Rafael Sanzio para el papa León X, y destinada a complementar la decoración de la Capilla Sixtina. Considerada en su tiempo la più bella cosa del orbe, pronto otros soberanos europeos como Enrique VIII de Inglaterra o Francisco I de Francia encargaron copias de la misma. Perdidas éstas, la que contemplamos en el Palacio Real es la reedición de mayor calidad entre todas las conservadas.
Su adquisición tuvo lugar durante el periplo que el entonces príncipe Felipe realizó por Europa, completando su formación de soberano renacentista. La corona española tenía ya una rica colección de tapices, objeto suntuario, de prestigio, pero a la vez funcional, desde la época de Isabel la Católica. Su bisnieto, gran mecenas de las artes, la compró en la Lonja de los Tapiceros de Amberes. Utilizados en las ceremonias de la Real Capilla, su prestigio hizo que Felipe III adquiriera otra reedición, manufacturada en Bruselas en 1614, destinada al Real Monasterio de la Encarnación y que, tras la Desamortización, pasó al Palacio Real, donde parte de ella nos recibe en el Salón de Columnas.
La exposición, ubicada en la galería que rodea el patio central, nos permite contemplar en todo su esplendor la exquisita belleza de la serie. Son nueve paños, distribuidos en dos ciclos, el petrino, centrado en torno a la figura de San Pedro, y el paulino, que nos narra algunos de los momentos de la vida de San Pablo, a partir del martirio de San Esteban. Los cuatro dedicados al Príncipe de los Apóstoles nos presentan La pesca milagrosa, La misión de San Pedro, La curación del paralítico y La muerte de Ananías; el ciclo paulino está formado por La lapidación de Esteban, La conversión de Saulo, La ceguera de Elymas, San Pablo y San Bernabé en Listra, concluyendo con La predicación de San Pablo en el Areópago de Atenas. Las narraciones están enmarcadas por cenefas que recogen elementos mitológicos, como las Musas, o las alegorías de las Virtudes, en un diálogo espléndido, propio del Humanismo renacentista, entre cristianismo y cultura clásica. Realizados en seda y lana, su estado de conservación es excepcional
Contemplarlos, casi en soledad, ha sido una experiencia realmente deliciosa. De todos ellos destacaría La pesca, con el reflejo de los personajes en el agua,  el amplio y detallado repertorio de peces que desbordan la barca o las aves que aguardan para abalanzarse sobre el pescado.
Contemplar la belleza nos eleva y redime.