Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Había árboles y tierra

29/07/2022

Hubo un tiempo en el que había arboles y tierra en el centro histórico de Toledo. Eso fue antes de que la ciudad cambiara de piel para adaptarse al automóvil y su precursor, el asfalto. El asfalto acumula calor, la tierra lo neutraliza. La ciudad no podía quedarse al margen de la modernidad del automóvil, pensaron sus políticos con el aplauso de los ciudadanos. Aparecieron las plazas duras, aparcamientos fáciles. Nadie sospechaba entonces que el coche sería un estorbo que habría que erradicar de las ciudades por su nociva contaminación. Por supuesto, aún hoy, todo propietario de un automóvil lo quiere a la puerta de la casa o en el espacio más cercano, aunque sea un rincón inverosímil.
Hubo un tiempo en el que había arboles y tierra en la plaza del Ayuntamiento, donde, en las calurosas tardes de verano, las mamás o los abuelos sacaban a los niños a jugar. Era un lugar seguro de tierra, arboles y hasta tenía una fuente con peces de colores. Había arboles en la plaza de Zocodover y no molestaban a los paseantes, ni a los puestos del martes, ni a los tratantes de ganado. Había arboles y tierra en el Miradero, para el combate de la gente contra las tórridas noches de Toledo. En algunos años se exhibía un cine de verano. En otros, los recintos privados del Casino o del Arte. En los veranos del pasado, las casas eran como hornos y la gente salía a las puertas o a cualquier lugar al aire que prometiera una incierta brisa a partir de medianoche. Había arboles y tierra en el paseo del Carmen, aunque quedaba algo a trasmano. No así en la plaza de San Cristóbal y el Tránsito, un lujo urbano de arboles y tierra. Había arboles en las plazas pequeñas de San Justo, la Bellota o otros lugares recoletos. Luego estaban los arboles soberbios del parque Escolar y de la Vega y sus paseos de tierra. En el último se celebraban, ¡gran acontecimiento!, las ferias de agosto, como nunca volverían a ser. Todo esto ocurrió antes de que se apoderara de los habitantes la fiebre de los coches y la ciudad histórica se transformara en un endiablado aparcamiento. La alcaldesa anuncia una gran plantación de árboles. Por algo se empieza, pero queda casi todo por hacer.