Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Cleavage pandémico

09/09/2021

Desde que los politólogos Lipset y Rokkan en 1967 hicieron pública su teoría de los cleavages o escisiones sociales, otros muchos investigadores en ciencias sociales han empleado este enfoque para estudiar el comportamiento político de los individuos. Estos pensadores, con su teoría, trataban de explicar como los conflictos sociales no resueltos, originados tras determinados acontecimientos relevantes de la historia europea, han sido la causa de distintas fracturas sociales que, al dividir a la sociedad en bandos enfrentados, han sido el germen de diferentes partidos políticos.
Comprendían que el voto siempre estaba determinado por la posición que ocupara en la estructura social el votante y, por tanto, por la acción política que ese lugar en la sociedad le permitía. Así, identificaron en Europa tres cleavages básicos tras la revolución industrial que han dado lugar a la mayoría de los partidos políticos actuales. El centro-periferia o identitario que suele expresarse en términos nacionalistas y con partidos regionalistas o separatistas. El cleavage Estado-Iglesia que enfrentaba a los votantes religiosos y a los seculares. Y un tercer cleavage propietario- trabajador o de clase que sería la división que promovería la formación de partidos de izquierda y derecha.
Los partidos políticos no solo recogen las controversias que se dan en el seno de la sociedad, sino que, en muchas ocasiones, estimulan y alientan el desacuerdo y la movilización en torno a estos hechos. Aunque, también es evidente que, no todos las tensiones son capaces de promover el debate público y, mucho menos, de polarizar a la sociedad lo suficiente como para que aparezcan partidos políticos que representen los nuevos intereses de los ciudadanos.
La pandemia, como acontecimiento social de primer orden, es susceptible de dividir a la sociedad, puesto que no ha afectado a todos los ciudadanos europeos por igual. Una fractura social, un cleavage pandémico, que puede tener implicaciones políticas para la UE, aunque esta haya tratado de evitarlo con algunas actuaciones conjuntas, la compra centralizada de vacunas y los fondos del mecanismo de recuperación y resilencia.
El CFR publicó la semana pasada el resultado de una encuesta sobre la pandemia. La mayor división entre los europeos se articula en torno a la confianza que tienen en sus gobiernos en cuanto a los motivos reales que les han guiado al establecer restricciones para controlar el virus. Unos confían en los gobiernos, otros son más proclives a creer que las restricciones las han impuesto para que no fuera tan evidente su ineficiencia e ineficacia para atajar la enfermedad y otros opinan que simplemente pretenden controlar a los ciudadanos.
Este desacuerdo, en opinión de los autores del trabajo, puede fácilmente llegar a cambiar la actitud política de los ciudadanos que, viendo afectada su idea de libertad, se cuestionen su concepción del Estado y el papel que están dispuestos a concederle. Fractura que podría perjudicar los proyectos más importantes de la UE como la libertad de movimiento, el plan de recuperación europeo y las relaciones con el resto del mundo.

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