Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Centenario

22/04/2021

Hace un siglo, el PSOE vivió un momento decisivo en su historia. Durante meses se debatió intensamente la incorporación o no a la III Internacional, de tendencia comunista. Dos de sus dirigentes, Fernando de los Ríos y Daniel Anguiano, fueron enviados a Moscú para entrevistarse con Lenin y conocer mejor el alcance de las condiciones que se imponían para integrarse en la misma. Hubieron de celebrarse dos congresos extraordinarios para que en abril de 1921 la cuestión quedase zanjada, rechazándose tal incorporación. El resultado no fue acatado por una treintena de delegados, quienes encabezados por Antonio García Quejido decidieron separarse y fundar el Partido Comunista Obrero Español. Entre esos disidentes se encontraba el toledano Facundo Perezagua, reconocido líder obrero en el País Vasco, quien animado por Pablo Iglesias había marchado allí para extender la doctrina socialista.
En el momento de la escisión ya existía el Partido Comunista Español, por lo que no tardarían mucho tiempo en converger ambos grupos y constituir, a finales de aquel mismo año, el Partido Comunista de España, formación que ahora celebra su centenario. Y lo hace de una manera muy especial, teniendo sentados en el Gobierno a una notable representación de los suyos.
Desde aquellos congresos extraordinarios, las relaciones entre socialistas y comunistas han pasado por muchas vicisitudes, alternándose dulces encuentros con amargos rechazos que han ido parejos al devenir de nuestro país. Hoy, junto a otros grupos progresistas, son socios en el gobierno de Pedro Sánchez y ello irrita a sus más acérrimos detractores, quienes airean el adjetivo ‘socialcomunista’ como el no va más de cuantos males nos amenazan (ahí están Díaz-Ayuso y Monasterio, recordándolo a diario) y encendiéndose porque gente como Yolanda Díaz, Alberto Garzón o Enrique de Santiago, secretario general del PCE, puedan representar a España y servirla como gestores públicos. Después de ser perseguidos e ilegalizados varias veces en estos cien años, habiéndose pronosticado en más de una ocasión su ‘irremisible’ desaparición, esta presencia institucional es, sin duda, un logro merecido y un excepcional regalo de cumpleaños que bien se merecen  en este centenario cuantos bajo sus siglas, ayer y hoy, tanto han contribuido a la libertad y democracia que todos gozamos.