Hace unas semanas tuvo lugar el acto de constitución de la Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha. La Academia quiere convertirse en uno de los instrumentos con los que cuente la sociedad regional para generar y manifestar su criterio en temas importantes que ayuden a construir y mejorar el presente y, sobre todo, el futuro. Por eso, es objetivo de la nueva Academia promover el estudio y la investigación científica en el campo de la historia, economía, arte, políticas públicas, derecho, etc. con la finalidad de difundir estos conocimientos en la sociedad con rigor, independencia y objetividad.
En feliz coincidencia temporal, el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, brillante catedrático de Derecho Administrativo y abogado, ha publicado recientemente, justo durante el proceso de creación de la Academia, un libro con el título 'Cervantes' de más de 1.000 páginas, de las que dos centenares largos las ocupa la bibliografía. Es un volumen fruto de un intenso esfuerzo de muchos años de estudio, documentación, de revisión de análisis y valoraciones sobre el escritor que nos ofrece la biografía de una vida azarosa pero también las grandes claves de su obra que, en realidad, son las claves de su pensamiento, en muchas de las materias que constituyen el objeto de estudio de la recién creada Academia, en una época marcada, como otras a lo largo de la Historia, por la tensión entre lo viejo y lo nuevo ante el surgimiento de profundas mutaciones en valores e instituciones. Este libro nos hace evocar el de Américo Castro 'El pensamiento de Cervantes' que, en su momento, 1925, supuso un cambio en el entendimiento de éste, aunque hoy algunos planteamientos, como la afirmación de su eramismo, está en discusión y Muñoz Machado lo niega.
La conexión de sus obras con las costumbres populares y la decadencia de la institución monárquica, necesitada la monarquía de los Habsburgo una profunda transformación, cuando está manifestándose un orden político nuevo frente a la sociedad rural y petrificada, sin movilidad posible, permiten a Muñoz Machado trazar un perfil sobre el pensamiento de Cervantes el cual, no obstante, fue muy prudente delante de las autoridades, siempre con cautelas y con disculpas previas a lo que escribía en contraste con la actitud más atrevida de Lope de Vega. Así, en el libro se abordan las concepciones sobre muchas materias por parte del escritor quien observa con una mirada aguda y crítica cuestiones como la política y la sociedad estamental en España, la religión, el matrimonio y las relaciones de pareja, la magia y la brujería o el Derecho.
En el ámbito jurídico, dice Muñoz Machado que no es posible afirmar que fuera un jurista de su tiempo.  «Pero sí que a su obra la guía una permanente búsqueda de la ley y la justicia, y en esto sí es muy claro». Aunque no fue un jurista dominaba el lenguaje del Derecho y sus instituciones de diverso tipo, civiles, penales…, dominio que se manifiesta en novelas ejemplares como 'Rinconete y Cortadillo', entremeses como 'El juez de los divorcios', y por supuesto en 'El Quijote' hasta su obra póstuma 'Los trabajos de Persiles y Sigismunda'.
Miguel de Cervantes vive en una época en que la sociedad está experimentando transformaciones, lentas pero profundas que situaban a las personas del momento entre un pasado que se va alejando y  unas nuevas ideas sociales y, por ende, políticas que desembocarán en los Estados modernos, sosteniendo Muñoz Machado que puede encontrarse en los escritos de Cervantes el esbozo de una Constitución imaginaria de igual modo que sobre la base del pensamiento político y jurídico que expresa en sus obras puede construirse la 'Constitución imaginaria de Shakespeare'.