Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


El héroe de Nador

21/07/2021

Estos días de julio se cumplen 100 años de uno de los episodios más heroicos de la Guerra de Marruecos y que mayor admiración causó en la Península: la defensa de Nador. Un talaverano, Luis Asensio Ramos, estuvo en aquel fregado, fue uno de los héroes en la defensa de Nador.
El señor Luis servía como soldado en el regimiento de Ceriñola 42 y allí lo pilló el desastre. Total, que fue de los que estuvo metido con un puñado de guardias civiles y de paisanos en la casa de la Compañía Colonial de Industria y Comercio, conocida como la fábrica de harinas y electricidad de Nador, resistiendo el asalto de los moros al poblado con un par de cojones de los de dos yemas. Salvó el pellejo de milagro porque lo hirieron de gravedad el último día. A mí me gustaba que me contara el sucedido una y otra vez y el hombre no se negaba nunca.
-Nueve días con sus noches aguantamos, zurraos por la artillería y la fusilería de los moros, hasta que se terminaron los víveres y las municiones. Lo peor era el olor de los muertos del sótano, no podíamos enterrarlos porque el suelo era de peña, tratamos de quemarlos con petróleo, pero no llegó y se quedaron a medias, fue peor el remedi que la enfermedad. Y la sed, la puta sed. El sargento Barea, perro viejo, me dijo: «Asensio, a partir de ahora se meará en los cubos de enfriar las ametralladoras». Y allí meábamos todos y repartíamos las raciones. Con el orín te duele la barriga y tienes pesadillas y vómitos. Las pasamos muy mal, pero aguantamos como gatos panza arriba hasta las últimas. No quedaba otra, tú veras…
El jefe de la cábila, Hamed ben Hamed, pactó una honrosa rendición con el teniente coronel Francisco Pardo Agudín. Lo más emocionante fue cuando salimos de la fábrica acompañados por los moros con banderas blancas hasta El Atalayón, donde nos esperaban unos autobuses para trasladarnos a Melilla. Viendo los huevos que le habíamos echado al asunto fueron con nosotros muy respetuosos y caballeros, hasta nos dejaron conservar las armas cortas y mantenernos cubiertos.
Nos propusieron para darnos la Cruz Laureada de San Fernando, pero los políticos alegaron que no podía ser porque nos habíamos rendido y se jodió el asunto. Eso sí, y todo hay que decirlo, a mí en Talavera me hicieron un recibimiento por todo lo alto.