En plenas ferias  el recurrente en esta columna Javi Salado publicó una tira que en dos o tres viñetas que me atrevo a calificar de genial sobre la extraña propensión que tienen los talaveranos a disfrazarse de andaluces siempre que hay alguna fiesta; en la tira Javi resumía lo que yo y algunos como yo pensamos de esta manía tan incomprensible.
Lo primero que tiene que quedar muy claro es que cada cual es muy libre de disfrazarse de lo que quiera y le dé la gana, si lo comento es porque tengo la impresión de que este afán extraño para mi, viene por cierta desinterés e ignorancia por lo nuestro y eso ya me parece más grave y muy poco simpático. En mis tiempos había quien decía que «no hay parto sin dolor ni hortera sin transistor». Actualmente en las fiestas talaveranas podríamos decir que efectivamente no hay parto sin dolor ni  fiestera talaverana pseudo andaluza sin faralaes y sin flor.  
Antes de seguir quiero que queda muy claro que a mí me da exactamente igual que la gente vaya vestida de lo que guste o de lo que le de la real gana, lo que pasa es que me temo que estos extrañisimos gustos por lo andaluz denotan un incómodo desprecio por lo nuestro además de una ignorancia igualmente desasosegante.
He acudido varios años a la feria del caballo en Jerez y naturalmente he visto a centenares sino miles de hombres y mujeres vestidos con sus trajes típicos que naturalmente les sentaban de maravilla.
No estoy seguro que a las talaveranas que se disfrazan las flores en la cabeza les sienten tan bien, o parezcan un poco con repollos tirados en el cabello de cualquier manera.  Es igual lo que tampoco entiendo es que si se disfrazan de andaluzas no lo hagan también de burgalesas, gallegas o valencianas con el mérito que tiene ese traje regional o ya puestos que lo hagan de lagarteranas, que ese si se puede considerara un traje nuestro. En cualquier cosa antes que esa identificación incomprensible que tienen en Talavera con las sevillanas y lo andaluz, aunque repito que cada uno es muy libre, faltaría más.