Existen cosas útiles y cosas inútiles. Como existen debates útiles y debates  estériles. En el reciente pleno municipal de Toledo se produjo unos de esos fenómenos de propuesta inútil,  de debate inerte. El  grupo municipal del PP presentó una moción «pidiendo la rectificación urgente de la ley del 'sí es sí' y el cese de la ministra de Igualdad,», según titulaba La Tribuna del viernes, 24 de febrero, del año 2023. Es útil citar la fecha para situar al lector, pero además para que no  se olvide cómo en ocasiones se pueden hacer cosas inútiles. Las dos peticiones de la moción del PP  competen al Parlamento de la Nación y no a una Corporación local. En el ámbito parlamentario tal vez tenga una utilidad precisa que es la de desgastar a un gobierno y desacreditar una ley. Entra dentro del ejercicio representativo de las democracias parlamentarias, pero una Corporación Local no puede hacer, nada  pues no afecta a sus competencias ni atribuciones. O sea que el debate fue un debate baldío que en nada mejoraba las vidas de los ciudadanos de Toledo. Un emblemático ejemplo de inutilidad.
Desde hace algunos años parece que los ayuntamientos han olvidado que pueden transformar las vidas de los ciudadanos. Ser concejal en la oposición no  sirve para proponer debates banales. Ser concejal en la oposición debe servir para dar a conocer los proyectos que desarrollarían en la ciudad sí gobernaran el municipio. Que, cuando hay marcha un cambio colectivo drástico  en todo el mundo sobre el uso de las energías limpias, la creación de ciudades sostenibles climáticamente, la eliminación de elementos contaminantes, se proponga una moción como la citada se adentra en el terreno de los despropósitos. O lo que es peor, la moción revela que el PP de Toledo carece de proyectos concretos y específicos para la ciudad. En cambio, dispone de tiempo para presentar una moción cuyo contenido y significado debe ser solventado en otros ámbitos jurisdiccionales y políticos. Si asumimos que los Ayuntamientos componen las vanguardias de las transformaciones sociales, económicas, laborales, culturales, habitacionales o de desplazamientos de sus habitantes, las reuniones plenarias deben servir para que el pueblo sepa cómo se progresa en esos aspectos y de qué maneras afectan a su vida cotidiana. Lo que no vaya en esa dirección, serán gestos inútiles.