José María San Román Cutanda

A Vuelapluma

José María San Román Cutanda


Un Instituto de Academias para Castilla-La Mancha

02/08/2021

Aunque existió un prolegómeno con relevancia jurídica a su creación desde 1937, lo cierto es que en el año 1947 se consolidó con carácter definitivo el Instituto de España, organismo constituido como Senado de la cultura española cuya misión era, según sus Estatutos de ese mismo año, «mantener y estrechar la fraternidad espiritual de las indicadas ocho Reales Academias españolas, auxiliándose y completándose entre sí para la mayor eficacia de sus tareas y actividades, formando la superior representación académica nacional en España y en el extranjero». Desde entonces, y hasta el día de hoy, el Instituto de España ha sido y es el órgano que aglutina a las Reales Academias nacionales, a saber: Real Academia Española, de la Historia, de Bellas Artes de San Fernando, de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de Ciencias Morales y Políticas, de Medicina, de Jurisprudencia y Legislación, de Farmacia, de Ingeniería y de Ciencias Económicas y Financieras. Asimismo, y en calidad de Academias Asociadas, congrega también a un amplio número de Academias de carácter provincial y regional, entre las que se encuentra la Real Academia toledana, que es la Corporación con más años de vida dentro de las que conforman su categoría.

El Gobierno regional comprendió en el año 2018 la necesidad de regular la existencia de Academias regionales y provinciales en el ámbito de Castilla-La Mancha. Para entonces, varias autonomías ya habían establecido con anterioridad las normativas necesarias para dar una naturaleza jurídica concreta y efectiva a estas entidades sui generis. El proceso creador de la norma terminó con la publicación de la Ley 2/2019, de 15 de marzo, de Academias de Castilla-La Mancha. Al momento de su aprobación, existían ya dos Academias que habían tenido que ser reconocidas por el Estado: la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, nacida en 1916 y reconocida como Academia en 1917, y la Real Academia Conquense de Artes y Letras, que nació con carácter asociativo en 1978 y fue reconocida como Real Academia en 1986 por el Ministerio de Cultura. La eficacia de la nueva normativa académica regional se vislumbró inmediatamente. Dos entidades que hasta entonces funcionaban con mecanismos jurídico-privados solicitaron acogerse a la nueva ley, siendo reconocidas como Academias de Derecho Público en octubre de 2019: la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha, nacida como asociación cultural en 1994, y la Academia de Medicina de Castilla-La Mancha, nacida como Sociedad de Medicina y Cirugía de Albacete.

Para desarrollar el marco normativo de la nueva legislación, se hizo necesaria la existencia de un Registro de Academias creado por la propia ley, que debía ser regulado reglamentariamente. Así las cosas, se ha sacado a información pública hasta el próximo seis de agosto el proyecto de Decreto de Organización y Funcionamiento del Registro de Academias y de desarrollo del procedimiento de creación de Academias, que atiende en su inmensa mayoría a las dos propuestas presentadas en el primer trámite de información pública por la Real Academia toledana, que aportó diversas orientaciones para la elaboración del Decreto, y por la Academia de Gastronomía, que presentó a través de su asesoría jurídica una propuesta de texto articulado que ha sido observado en gran parte por la Consejería de Educación. El proyecto de Decreto está bien elaborado y atiende a los fines esenciales para los que va a ser creado, si bien habría que comentar, como única pega, la no inclusión en el artículo 2.8 de las Academias legalmente constituidas para que realicen informe no vinculante sobre la creación de otras nuevas, tal y como dispone la Ley de Academias. Al igual que se pregunta a los colegios profesionales, a la Universidad y a las consejerías competentes en las materias que desarrollaría la academia postulante, y precisamente por aplicación directa de la ley de la que nace el reglamento de marras, debe preguntarse a las Academias que ya existen, que son las que mejor conocen los mecanismos internos de funcionamiento de este tipo de instituciones.

La existencia de un Instituto de Academias de Castilla-La Mancha es una idea que lleva tiempo planteada, al estilo del Instituto de Academias de Andalucía, y que también propuso en el primer trámite de información pública la Real Academia de Toledo. Se hace necesaria su existencia como órgano representativo de los intereses y necesidades de las Academias regionales. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, aunque ahora haya cuatro, pueden llegar a existir algunas más y terminará haciéndose necesaria una representación unitaria de todas ellas ante la Junta de Comunidades. Aunque cada una de ellas ahonde en campos diferentes del saber, lo cierto es que todas buscan el mismo fin, que es el cultivo de la investigación a través de sus ramas de conocimiento. Y lo que es más: las Academias se crean como Corporaciones de carácter consultivo. Por todo lo dicho, e incluso para la gestión de posibles subvenciones, la creación de premios conjuntos, la representación ante instituciones semejantes en otros lugares de España y con la finalidad de establecer sinergias que favorezcan el desarrollo de las aportaciones científicas de las Academias, el Gobierno regional debe plantearse la creación de un Instituto de Academias en nuestra región, cuyo Pleno estuviese integrado por todos los Académicos de Número de todas las Academias regionales y en cuya Junta Directiva hubiese representantes de todas ellas, rotando la presidencia por periodos anuales entre los Directores o Presidentes de las mismas, como hace el Instituto de España.

Al hilo del segundo trámite de información pública del decreto, es una idea a la que me sumo y propongo al Gobierno regional para su estudio.