Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


Sólo Juan Solo

19/10/2021

Como una colonia de setas en el bosque, en la plaza del Infantado en Guadalajara han aparecido de la noche a la mañana un montón de imágenes a gran formato de flores y plantas obra de Juan Solo, que el Ayuntamiento ha patrocinado con  acierto.
Juan Solo es un periodista, radiofonista, creador de imágenes y un difusor de la cultura, que se había interesado y luego seducido por aquellos vegetales que aparecían en lugares inverosímiles de la ciudad, en una alborozada voluntad de sobrevivir en el asfalto.
En el título de esta columna me he permitido jugar con su apellido, pero advierto que Solo no indica soledad sino singularidad. Juan nunca está solo, sino acompañado 'de solemnidad', porque es un hombre muy popular en la sociedad de Guadalajara. La raíz de ese calor popular es que Juan es una persona muy simpática y uso esa palabra tan rica y expresiva que es 'simpatía' sin caer en la cursilería de quienes necesitan inventar un nuevo lenguaje o aplicar a conveniencia el antiguo para simular progreso hablando a troche y moche de 'empatía'. Tampoco sus hallazgos visuales son muestras de 'resiliencia' sino de tenacidad.
Juan es un romántico que elige la cultura sobre la civilización. Aquí hablo de la cultura no en la acepción freudiana en El malestar en la cultura de que ésta sirve para proteger al hombre contra la naturaleza sino en la interpretación de T. S. Eliot, de que representa las cosas que crecen -una brizna de hierba, un amor, un cachorro-, al paso que la civilización se refiere a las cosas que se construyen -una bicicleta, una chocolatera, un cañón-.
Juan en su manera de ver el mundo es un humorista porque usa la sorpresa de lo inesperado, como cuando nos ofrece una margarita que brota entre los muelles de un somier.
Juan no es un profesional del arte visual sino un buscador de lo sentimental y sus fotos no son esteticistas sino conmovedoras. Parecen hechas a mano, y me recuerdan lo que Clarice Lispector decía de ciertas novelas que parecían «escritas con el cuerpo». Juan, como un Miroslav Tichy más aseado, podría haber utilizado una cámara estenopeica hecha con una caja de zapatos. El día de la inauguración coincidí con Toti Palacios, de quien admiro su estética visual creadora y lo comparaba mentalmente con la despreocupación de Juan cuyas fotos aunque resulten bellas no lo son como propósito sino como resultado y casi a pesar suyo.
El artista goza de la facultad del discernimiento, de ver lo singular y seleccionarlo, capacidad que se manifiesta claramente en esta exposición en cuyo formato se ve la mano sabia de Pedro José Pradillo y cuyos datos les recuerdo. 'Naturaleza obstinada, al cubo' son grandes cubos de 120 cm erigidos en plena la calle y que puede verse hasta el 19 de noviembre.
Cuando miraba esas pequeñas plantas que mediante un gran esfuerzo lograban sobrevivir, lo aplicaba a quienes somos pequeños y desvalidos como una extensión sencilla de la naturaleza y que también luchamos por hacernos ver. Porque esta exposición es un mensaje moral de su autor, este hombre que se apellida solo en medio de una multitud de amigos.