César Gómez Benayas

César Gómez Benayas


Partido o cortijo

23/03/2022

Lo que ha pasado con Pablo Casado es un ejemplo de la apropiación del espíritu del partido en beneficio de intereses particulares y parece que se está contagiando a otros niveles del partido, como es el caso de Toledo, donde estamos viviendo un episodio que pudiera dar al traste con toda la organización si no es convenientemente resuelto.
Celebrado el Congreso Provincial y elegido el presidente en la persona de Carlos Velázquez, que a su vez es diputado provincial, según los estatutos del partido, debería asumir el cargo de Presidente del Grupo del PP en la Diputación. Los estatutos del partido son claros en ese punto: «el presidente del partido preside el grupo político al que pertenezca sea este nacional, regional o provincial».
Pero resulta que un grupo de diputados provinciales en rebeldía, se niegan a cumplir con lo que determinan los estatutos, que en este asunto son meridianamente claros: Carlos debe presidir el grupo de diputados provinciales y los que no apoyen esta elección están fuera de la disciplina del partido y deberán asumir las consecuencias.
¿Pero cuál es el trasfondo de todo esto?
Carlos Velázquez fue elegido presidente provincial en contra del criterio del presidente regional. La fuerza de Carlos en la provincia era indiscutible.
La manera de frenar el impulso de Carlos pasa por negarle los medios para que no pueda desarrollar su labor, esquilmando la sede provincial, ya sin gerente y con unos excelentes trabajadores a los que a duras penas se les pueden pagar las nóminas. La guinda de toda esta trama está en que Carlos, trabajador por cuenta ajena, ('rara avis' en la política española) no pueda tener la dedicación exclusiva que le permita desarrollar sus capacidades en orden a ganar las próximas elecciones municipales.
Los diputados provinciales se atreven a tanto, porque su jefe les ha contado que cuentan con el apoyo de 'la regional', lo cual puede ser cierto, dado que a su vez 'la regional' recibe del grupo de los diputados rebeldes cuantiosos recursos económicos, que por supuesto no recibe de ninguna otra diputación de Castilla-La Mancha.
A lo mejor ahora se entienden las cosas. Hay quien piensa que, en política, como no hay demasiadas normas que regulen los comportamientos, 'todo vale'. Pues no es cierto, precisamente porque no hay demasiadas normas, somos nosotros mismos los que tenemos que poner limites éticos a nuestros comportamientos, en caso contrario pagaremos las consecuencias.